Fantasmas de la Ciudad: Leyendas del Palacio de Lecumberri

El lugar esconde diversas historias paranormales y acontecimientos extraños

Palacio de Lecumberri
Viral 03/11/2013 06:29 Actualizada 07:01
 

El Palacio de Lecumberri sirvió como una prisión durante 76 años, pero hoy es sólo un recinto de gobierno

Porfirio Díaz mandó construir la cárcel conocida hoy como El Palacio de Lecumberri, inaugurada el 29 de septiembre de 1900 en la Ciudad de México.

La prisión se realizó para albergar a 800 personas, sin embargo, al lugar llegaron a meter hasta 5 mil prisioneros, entre los que resaltan Francisco Villa, Francisco I. Madero, Pino Suárez, José María Revueltas, Alfaro Siqueiros, Demetrio Valle, en otros.

En la actualidad el inmueble resguarda el Archivo General de la Nación. El también conocido como El Palacio Negro, se construyó en trece años.

Se dice que miles de prisioneros inocentes sufrieron en ese lugar, siendo golpeados y denigrados. Muchos de ellos murieron.

Fantasmas

La gente ha llegado a escuchar lamentos que provienen de las paredes del palacio negro, y hay quienes aseguran que los fantasmas de ese lugar no dudan en hacerse notar.

Lecumberri dejó de ser una prisión el 27 de agosto de 1976, para posteriormente convertirse en la sede del Archivo General de la Nación, en 1982.

Más tarde se optó por construir un nuevo edificio para el AGN en el mismo predio, en las oficinas ocupadas anteriormente por el Registro Nacional de Población.

Cuando el edificio fue remodelado, se encontraron huesos humanos enterrados cerca de las salidas.

El Charro Negro

La gente que lleva tiempo trabajando en ese edificio, asegura que en el lugar ocurren cosas extrañas. La historia de un “Charro Negro” es de las más famosas, se dice que aparece por el auditorio del Palacio y que cuando está cerca se escuchan gritos, lamentos y ruidos extraños.

La historia de Don Jacinto

De acuerdo con Decidor, un empleado de limpieza descubrió una noche a un hombre demacrado con un uniforme antiguo de prisionero. Le preguntó cómo había logrado entrar y qué hacía ahí. El misterioso hombre, que tenía apariencia de estar bastante demacrado, le contestó: “Otra vez no vino mi Amelia”.

El hombre de la limpieza se volteó por unos breves instantes para acomodar algunas cosas, y al regresar la vista al extraño visitante notó que ya no estaba. Era imposible que hubiera escapado corriendo, pues el pasillo era bastante largo, al menos lo habría visto llegar al final del corredor.

Con el tiempo, el empleado llegó a platicar con el misterioso fantasma de uniforme de prisionero de la década de los cuarenta. Él espectro le contó que su esposa Amelia lo engañó con su compadre, y que entre ella y el “sancho” le habían jugado una trastada, que lo dejó en prisión. El fantasma le contó que a pesar de todo, aún mantenía la esperanza de que Amelia fuera un día a visitarlo en prisión.

El empleado de limpieza investigó en los documentos del edificio y descubrió que Don Jacinto fue un prisionero apodado “El venado”, en son de burla, pues su esposa le había engañado con su compadre. Los infieles planearon un robo y un asesinato: Robaron y mataron a una señora muy rica que había contratado a Jacinto para que trabajara en su casa como albañil. Usaron el juego de llaves que se le había confiado a Jacinto y tomaron un martillo de sus herramientas para encajárselo a la señora. 

De acuerdo con ExalumnosItam, el palacio inspiró a películas que se filmaron en Lecumberri, como “Nosotros los pobres”, “El Apando” y “Lecumberri Palacio Negro”.

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