NO CEDEN
Damnificados llevan tres días entre aguas negras tras desborde del río Lerma, en San Mateo Atenco
El número de damnificados se elevó a cinco mil; hay dos mil casas y 200 hectáreas de cultivo afectadas
(Foto: Emilio Fernández)
Por Alma Ríos y Rebeca Jiménez
Con una escoba como remo y un tapabocas, con el que intenta atenuar el olor pestilente, Guadalupe navega en una lancha por el Barrio de Guadalupe, en San Mateo Atenco, donde cerca de 5 mil pobladores han vivido tres días entre las aguas negras desbordadas del río Lerma.
Las lluvias del domingo aumentaron el caudal de agua y la afectación se extendió a 2 mil 500 casas afectadas y dañó 200 hectáreas de cultivo, señalaron autoridades.
“Acá la ayuda no llega, no tenemos agua limpia, comida, ni siquiera botas de hule, para salir en busca de alimentos”, afirmó con enojo Lupe quien junto con su familia han permanecido en la planta alta de su casa, luego de que el afluente invadió la sala, comedor y cocina.
Los apoyos, dicen, sólo han llegado a las calles más alejadas del río. Sin embargo, la mayoría de los afectados han optado por permanecer en sus casas ante el temor de actos de rapiña y la proyección de que el nivel del agua tardará en bajar 48 horas más.
Familias damnificadas protestaron frente a palacio municipal para pedir la presencia del alcalde, Julio César Serrano González; exigieron ayuda para limpiar las viviendas afectadas.
“Cuando vino a pedir el voto sí nos visitó y ahorita que lo necesitamos ni sus luces", reprochaban al edil quien logró su reelección.
Al respecto, el ayuntamiento reconoció que, debido a que los recursos son insuficientes, sólo han entregado entre 800 y mil apoyos, que consisten en la entrega de kit de limpieza y botas únicamente a las casas más afectadas.
“Se tiene un déficit, claro está, el gobierno del estado ha apoyado con despensas, botas y vacunación; sin embargo sí es cierto hace falta mucho apoyo, carecemos de agua embotellada", informó el municipio.
ESPERAN
Mientras tanto, ayer se logró concluir el dique para cerrar la fisura de 15 metros de longitud que sufrió el afluente, mediante encostalado de arena y piedras.
“Había que cerrar y evitar que siguiera pasando más agua”, refirió Alfredo Pérez, de la CAEM.
Informó que del total de trabajos que se tienen que realizar, únicamente se tiene un avance del 60%.