El sexo es un intercambio de fluidos corporales que en óptimas condiciones no solo generan placer, sino hasta dan vida; pero pueden ser, a la vez, sustancias peligrosas.
Pese a que todos los fluidos del cuerpo humano son necesarios para vivir, algunos son verdaderamente peligrosos, al grado de poder provocar enfermedades mortales, por esta razón existe una clasificación de acuerdo al tamaño del riesgo que cada uno de estos fluidos representa a nivel biológico y se debe tomar muy en cuenta cuando se tiene sexo, que es el momento por excelencia para el intercambio de casi todos ellos.
Durante el acto sexual, los fluidos que comúnmente se intercambian son: saliva, sudor, líquido preseminal, líquido vaginal y lágrimas. En algunos casos también sangre, orina, excremento, y líquido menstrual e incluso mocos y vomito (emetofilia).
Los fluidos de alto riesgo biológico son la sangre, las secreciones genitales como el semen y líquido vaginal; los fluidos corporales provenientes de cavidades normalmente estériles como el líquido amniótico (líquido en el que flota el feto), fluido articular, plueral, cefalorraquídeo; leche humana y cualquier otro fluido con “sangre visible”.
Los fluidos de bajo riesgo son la saliva, el sudor, las deposiciones, las lágrimas, las flemas, el vómito y la orina.
Los fluidos de alto riesgo contagian todas las enfermedades de transmisión sexual, las más serias son las que pueden matar a la persona como el cáncer y el VIH. Pese a que la leche materna es la mejor opción de alimentación de un recién nacido y hasta que deja de ser bebé, este fluido puede transmitir infecciones importantes si la madre padece alguna de estas enfemedades: VIH, sífilis, hepatitis B y C, infecciones bacterianas y enfermedad de Chagas. En la leche también se acumulan tóxicos (drogas) y ciertos medicamentos.
Los fluidos de bajo riesgo contagian enfermedades que no precisamente son de transmisión sexual (aunque durante el sexo lo hayamos contaído) como la gripa, por ejemplo. Los mocos son segregados cada 20 minutos para mantener la nariz limpia y húmeda, si son verdes o amarillos pueden ser un indicio de infección bacteriana.
El cuerpo segrega entre 700 mililítros y un litro 200 mil de sudor diario y puede ser una vía de transmisión del virus de la hepatitis B. La saliva tiene una secreción diaria de un litro y a través de ella se puede contraer Gingivitis, infección por estreptococo, Herpes, Hepatitis B y Verrugas.
La orina puede transmitir las tuberculosis urinarias activas y las heces pueden contagiar la Giardiasis. Hepatitis A, Hepatitis E, Disentería, Fiebre tifoidea, Infección por Vibrio parahaemolyticus, Poliomielitis y Cólera.
Toma tus precauciones.