Bob Beamon vivió un salto de nostalgia en el estadio Olímpico Universitario

Decenas de cámaras y grabadoras lo rodean, hace 50 años fue la estrella de los Juegos Olímpicos México 1968 y el tiempo no le restó vigencia.

Así que, parado en la entrada de maratón del estadio Olímpico Universitario, el legendario Bob Beamon observó de reojo hacía la zona del pebetero, un lugar poblado de recuerdos que incluyen al del salto que lo inmortalizó como deportista a nivel mundial.

Horas antes, Beamon entregó la antorcha olímpica a la nadadora Laura Vaca, encargada de iniciar el recorrido con destino a Ciudad Universitaria, y lo hizo con la emoción intacta de su glorioso pasado. “Es mi casa, te amo México, siempre estás en mi corazón”.

Aquel salto de longitud con récord mundial de 8.90 metros es involvidable, y, a nivel olímpico luce intacto. “Me siento muy bien, es fantástico estar aqui. No puedo describirlo, es muy especial. Fue impresionante, espectacular, increíble, aún lo disfruto”.

Hoy vive en las Vegas, pero desde entonces está ligado a México, “aquí me siento maravilloso. Trabajé para el presidente con una organización de niños, buscando talento, son lindos recuerdos. Me siento bien. como si hubiera sido ayer”.