Se acerca el Día de Muertos, una fecha en la que pensamos acerca de la muerte y en las personas que hemos perdido. La muerte puede ser un tema difícil para algunos, por lo que en esta columna trataré varios temas de utilidad al hablar con otros acerca de lo que significa la muerte, al enfrentar la muerte de alguien querido o de una mascota y sobre la forma en que nos gustaría morir.
¿Cómo explicarle la muerte a un niño?. A muchos padres o maestros les cuesta encontrar una forma clara en que los niños puedan entender la muerte. Aquí una comparación efectiva de explicar a los niños lo que sentimos con la muerte de alguien querido o de una mascota: Cuando alguien muere, se siente un vacío, parecido al hueco en la encía cuando se cae una muela. Claro, puedes seguir mordiendo, comiendo y masticando, pues tienes muchos otros dientes. Pero por alguna razón, la lengua sigue dirigiéndose hacia ese hueco, una y otra vez. Y ese hueco que dejó el diente perdido está muy sensible, pues todos los nervios hacen que la encía se sienta adolorida y delicada. Esta descripción puede quedarse muy corta en términos del dolor experimentado cuando perdemos a alguien, pero ayuda a comprender la falta, el vacío y el dolor tras la muerte.
¿Por qué nos duele tanto la muerte de una mascota?. Los perros y gatos viven no más de 13 años, tiempo suficiente para adueñarse de nuestro corazón. Se convierten en parte de la familia y de la rutina familiar: sacar al perro a pasear o sentarse a acariciar al gato.
La muerte de una mascota es un evento muy doloroso y traumático, pues la mascota puede representar un hijo que nunca se tuvo o uno más de los hijos; un mejor amigo o un compañero de vida de mucho tiempo. La ausencia de la mascota deja un vacío en nuestros corazones y nuestras vidas, muy similar a cuando perdemos a un familiar o amigo. Otra razón por la que la pérdida de una mascota es tan dolorosa es que depositamos en ellas nuestros pensamientos, emociones e ideas. Nos vemos reflejados en nuestros animales. Quizás por eso terminan actuando como nosotros mismos. La muerte más dolorosa y más difícil de aceptar es la propia. Así que cuando nuestro perro o gato muere, en realidad lo vivimos como el desprendimiento de una parte de nosotros mismos.
Para algunos la muerte es una motivación. Para algunas personas, saber que van a morir (como nos ocurrirá a todos) los motiva a tratar de dejar un legado. Quieren dejar como herencia bienes materiales, buenas acciones, una familia con hijos y nietos, logros profesionales. Para otros, ser conscientes de que algún día van a morir, los hace tomar decisiones sobre su vida. Es decir, la muerte los motiva a elegir vivir como en verdad quieren y no como los demás esperan que lo hagan. Saber que la muerte es inevitable nos lleva a apreciar la vida. Hace que dejemos de postergar planes, acciones y decisiones, lo verdaderamente importante.
Morir en casa es morir pacíficamente. Tanto los familiares como las personas en la última etapa de su vida prefieren morir en casa. Para la familia es emocionalmente más fácil enfrentar la muerte y el paciente encuentra mayor paz y se siente más acompañado en casa que en el hospital. Las medidas para controlar el dolor, por ejemplo, en personas con cáncer terminal se pueden aplicar igualmente en el hospital y en casa. Elegir morir en casa no significa que la persona va a morir antes, que es un temor común entre los familiares. Y estar en casa sí puede darle al enfermo un ambiente mucho más cálido en compañía de sus seres queridos.