Explosión de meteorito súper potente
(Foto: Archivo, El Gráfico)
Esta semana, medios de comunicación de todo el mundo hacían eco de una revelación: un meteorito explotó en la atmósfera, el pasado 18 de diciembre, liberando energía diez veces superior a la de la bomba atómica de Hiroshima.
La NASA liberó esta información sobre la segunda explosión más grande de este tipo en las tres últimas décadas, junto con la bola de fuego sobre Chelyabinsk, Rusia, en 2013. Esta última dejó un rastro de mil 500 heridos y miles de edificios dañados en una amplia zona.
El asteroide que recorrió la atmósfera de la Tierra el 18 de diciembre lo hizo a una velocidad de 32 kilómetros por segundo, en una trayectoria de siete grados. La bola de fuego explotó sobre el mar de Bering, frente a una zona remota de Rusia: la península de Kamchatka.
El objeto espacial medía varios metros y explotó a unos 26 kilómetros de altura, por lo que, aunque hubiese explosionado sobre una región muy poblada, no hubiera causado daños, según los expertos. Con todo, impacta la energía liberada durante su viaje por la atmósfera: 173 kilotones. En comparativa con el meteorito de Chelyabinsk, sería apenas un 40% de la energía liberada del 2013.
Sin motivo para preocuparse
A pesar de la alarma generada por la noticia, diversos expertos han asegurado que este tipo de eventos se producen, normalmente, unas tres veces por siglo, motivo por el que no habría que preocuparse.
Fueron satélites militares estadounidenses los que tuvieron noticia de la explosión, siendo la Fuerza Aérea de EU la encargada de notificar lo ocurrido a NASA.Ya se han dado a conocer a través de redes sociales y medios de comunicación imágenes del asteroide. Estas filmaciones fueron obtenidas por el satélite japonés Himawari. Así mismo, ha trascendido que el satélite Terra de la NASA también pudo detectar el rastro de este meteorito.
También ha trascendido que la roca espacial explotó cerca de una ruta aérea usada por los aviones comerciales que transitan entre América del Norte y Asia. Por este motivo, las autoridades han pedido colaboración a pilotos y a compañías aéreas por si se hubieran dado avistamientos del evento.
El hecho de que este meteorito no hubiera sido detectado con antelación, pone de manifiesto que asteroides de mayor tamaño pueden chocar contra nuestra atmósfera sin previo aviso; por ello, se genera el debate sobre la necesidad de un mejor monitoreo del espacio en busca de estas amenazas del espacio exterior.
Si bien existen multitud de programas científicos dedicados a detectar bolas de fuego -meteoros muy brillantes-, nuestra tecnología actual parece no ser suficiente como para detectarlos todos. La mayría de los bólidos celestes miden escasos centímetros, a pesar de la espectacularidad que causa la luz que generan al desintegrarse tras el contacto con la atmósfera.