Desplazadas

Mujeres periodistas viven bajo amenaza; hay 553 casos de violencia en dos sexenios

Valdez García recibe la advertencia final el 15 de mayo de 2017, cuando asesinan en Culiacán a su colega Javier Valdez Cárdenas; dos días después, toma un vuelo con su esposo y deja a sus tres hijos con su familia

Violencia contra periodistas Bajo amenaza Cártel de Sinaloa

Foto: Archivo El Gráfico

Al día 01/04/2019 09:57 Redacción Actualizada 10:21
 

Por Gabriela Soto

La periodista intenta engañar a los enviados del ‘Cártel de Sinaloa’. Les oculta dos paquetes del periódico impreso ‘La Pared Noticias’, que contiene la entrevista con Dámaso López Núñez, entonces jefe de un grupo rival de ‘Los Chapitos’, que disputan el liderazgo de la organización criminal.

Los jóvenes le reclaman los ejemplares restantes de la edición del 21 de febrero de 2017. Cynthia Valdez García, codirectora de ‘La Pared Noticias’, con sede en Culiacán, Sinaloa, lugar de origen de la organización criminal, claudica y los entrega. Le angustia que los delincuentes posean información editorial: cuántos ejemplares imprimen y en qué imprenta. La tenían vigilada.

Es la primera amenaza que recibe del ‘Cártel de Sinaloa’. En los siguientes tres meses acumula intimidaciones. Es hostigada por otro emisario, director de un medio de comunicación de la misma localidad. La exigencia de no publicar información viene acompañada de la amenaza de muerte. Valdez García está en el fuego cruzado de la guerra interna que registró el cártel en 2017, luego de la extradición de su líder Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán a Estados Unidos. “Siento que estoy escribiendo con una pistola en la cabeza”, expresa.

Valdez García recibe la advertencia final el 15 de mayo de 2017, cuando asesinan en Culiacán a su colega Javier Valdez Cárdenas, al salir de la redacción del semanario ‘Ríodoce’. Piensa que los criminales van a silenciarla. Decide escapar de sus agresores. Dos días después, toma un vuelo con su esposo y deja a sus tres hijos con su familia. No sabe cuándo volverá a verlos. 

ABANDONAN TODO. En México, hay al menos nueve mujeres periodistas en desplazamiento forzado y tres más exiliadas, considera Adriana Ramírez Vanegas, responsable de Redes de Periodistas, Libertad de Expresión y Género de Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC). 

Detalla que los agresores son principalmente alcaldes, gobernadores, servidores públicos y miembros del crimen organizado, quienes las obligan a abandonar su profesión, casa, familia, amigos y colegas.

Durante las administraciones de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, del 1 de diciembre de 2006 al 30 de noviembre de 2018, CIMAC contabilizó 553 casos de violencia contra mujeres periodistas. Seis fueron feminicidios, precisa el informe del organismo no gubernamental ‘Mujeres desplazadas. Herencia de un sexenio: simulación y desplazamiento, violencia contra mujeres periodistas 2012-2018’.

Las principales formas de violencia son los actos de intimidación, con 19.56% del total; amenazas, con 13.39%; hostigamiento, con 11.51%; agresiones físicas, con 10.15%; bloqueo informativo, con 8.69%; campañas de desprestigio, con 7.22%, y el uso desproporcionado de la fuerza pública, con 6.28%. Estas agresiones son consideradas como ataques contra la libertad de expresión.

Ramírez Vanegas resalta que el desplazamiento forzado afecta el entorno de la periodista y el de su familia. “Las consecuencias son en todos los niveles de vida. Tienen que cortar todas las relaciones, desde familia, amistades y el trabajo. También es abandonar una estabilidad familiar. La primera consecuencia es tener que cargar con esa culpabilidad y la responsabilidad de salvaguardar a la familia”, dice.

Esta medida las obliga, asimismo, a renunciar a su trabajo, aminorar sus ingresos y reducir su calidad de vida, expone la activista.

UN CASO FRONTERIZO. Cuando CIMAC emite la alerta por la agresión que sufrió, su hija interrumpe la comunicación. La periodista Mayra Cisneros Reyes, de 49 años, tiene grabada en la memoria las palabras de su única hija viva: “Te dije que a mis hijos no los metieras y ya no quiero saber nada de ti”, es el mensaje que recibe vía Whatsapp.

El 26 de junio de 2018, durante el proceso electoral en Coahuila, la reportera difundió una nota en la estación de radio ‘La Poderosa’, que se transmite en Frontera, municipio fronterizo con Estados Unidos.

Describió que el cierre de campaña del alcalde Florencio Siller Linaje, quien buscaba la reelección por el PRI, terminó anticipadamente ante la poca asistencia de simpatizantes. 

“Me habló muy molesto, diciéndome que no era posible que no entendiera que el PRI tenía el poder y que no tenía que dar oportunidad a otros partidos”, detalla. “Me empieza a amenazar y decirme que no sé de lo que es capaz y que va acabar conmigo en todos los sentidos. Y un montón de obscenidades”.

El político, añade, la hostiga. Pide que la despidan, la acosa con campañas de desprestigio en redes sociales, llamadas a su celular y vehículos que circulan frente a su domicilio. La privan de su libertad, la golpean y la amenazan. Siller Linaje le arrebata la vida que construyó: su familia, profesión y hogar. “Me arrebató todo. No tengo ni la satisfacción de oír a mi hija ni de saber de mi familia, porque mi familia tiene tanto miedo que me han pedido que ni les hable… mi mamá me dice que si algo les pasa, será mi culpa”, expone. 

Cisneros Reyes está refugiada en Europa. Quiere regresar a casa y reencontrarse con su hija y nieto, pero el gobierno mexicano es incapaz de garantizar su retorno seguro. De 2010 a 2018, la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión ha registrado mil 140 investigaciones por violencia contra periodistas.

CIUDAD AJENA. Hace dos años que Cynthia Valdez está refugiada en una ciudad ajena. No siente el ajetreo de la cobertura de información o la cercanía de su familia y amigos. Como esposa y madre, se ha culpado por los reclamos de su esposo y tres hijos, que quieren regresar a casa. 

Está cansada de que la llamen desplazada. También quiere complacer a su familia y volver a casa, aun cuando sus hostigadores vivan en Culiacán.

“El mecanismo no sabe cómo hacerlo, no tienen un plan de retorno, porque para empezar no presenté denuncia y, obviamente, no hay persecución de los agresores. Es gente que está en una esfera muy alta del ‘Cártel de Sinaloa’ y es muy difícil que la agarren. Mi propuesta fue dejar el periodismo por lo menos unos años”, plantea. 

—¿Qué has pensado?, ¿qué vas a hacer al regresar?

—Dar clases o algo así. Lo que quiero es un curso de inglés para hacer una maestría, titularme y dar clases o hacer otra cosa completamente diferente, porque no hay garantías, me dicen: ‘te vamos a poner medidas de protección allá’. ¿Sabes cuáles son esas medidas? Pinche botón de pánico, alambres de púas en tu casa y cámaras. Es todo. Y dices: “¡No mames!”. 

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