Mentira vil que los hombres siempre tiene sexo placentero, es un engaño que mientras eyaculen todo está sexualmente bien, falso que siempre eyaculan igual, y es chisme popular que sus orgasmos siempre son relajantes.
Cierto es que el reflejo eyaculatorio suele ir acompañado del orgasmo, pero son cosas diferentes, como explica el sexólogo Manuel Turrent, “ la cultura popular asocia eyaculación con orgasmo y parecería que tener uno es obtener el otro. En general, tener un orgasmo genera placer, pero no necesariamente es el placer que genera un orgasmo. Hay eyaculaciones sin orgasmos y orgasmos sin eyaculación”.
La eyaculación tiene diferentes significados, la mayoría de las veces viene con un orgasmo, pero otras sólo es una descarga física ante una ansiedad; hay personas que se masturban compulsivamente porque están muy ansiosos y tanto la masturbación como la eyaculación relajan, tranquilizan y, por ello, lo usan para bajar la tensión.
Hay eyaculaciones, explica Turrent, que son con prisas o miedo, porque se siente que se está haciendo algo mal, porque se está en una infidelidad, porque hay miedo al desempeño, a la crítica, y así es muy poco disfrutable y no se llega a tener un orgasmo gratificante, sino simplemente ésta descarga de tensión, que tiene su placer, pero que no se compara al orgasmo.
También, hay ocasiones en que físicamente no se está bien, se está enfermo o hay conflictos de pareja que hasta en el monto de lo eyaculado se nota, ya que es mucho menor, igual es menor la sensación de placer a la de un verdadero orgasmo.
Al existir la creencia popular de que los hombres simplemente por el hecho de eyacular tienen placer y orgasmos satisfactorios, hay una presión social para que siempre eyaculen como garantía y así cumplir con aquello de que son muy sexuales, pero “si se tiene eyaculación precoz, se llega a un disfrute importante, pero no a un orgasmo pleno”, y de esta manera en realidad no es grato.
Así, la mayoría de los hombres podrían clasificar sus eyaculaciones y ver que unas son de una potencia muy baja, y otras hasta derivan en orgasmos muy fuertes. “No todas las eyaculaciones son las mismas y hay una gama muy amplia y eso también tiene que ver en que no todas las relaciones sexuales son las mismas, por esto hay muchísimas eyaculaciones que no llegan a orgasmo y se quedan en el plano de simplemente placenteras”, confiesa el experto.
En este contexto, hay muchos hombres que se quedan en una sexualidad donde lo importante es la descarga de la eyaculación sin el disfrute total del orgasmo, y el tema central en el orgasmo es cuando se deja de focalizar las sensaciones sólo en el pene y cuando hay orgasmos con sensaciones en todo el cuerpo.
“Un hombre puede sentir un orgasmo en todo su cuerpo y no sólo en las áreas genitales, en específico en el pene, si se tiene un orgasmo en seco, que se da cuando se llega a un grado de excitación tal que permite sentir, pero controlando el reflejo eyaculatorio, es posible tener muchos más orgasmos que si se eyacula en cada uno de ellos”, explica.
La ventaja es que se tiene más disfrute, ya que después de un orgasmo en seco, el segundo es más intenso y el tercero aún más, y así van subiendo de intensidad.
Otro mito es sobre el volumen de una eyaculación, que tiene que ver con varias cosas como con cuántas veces se ha eyaculado en una misma sesión sexual, en los días anteriores y en las semanas pasadas, así como en el nivel de estrés, la alimentación o el estilo de vida y, por supuesto, en el nivel de placer alcanzado en ese momento.
A mayor número de eyaculaciones frecuentes, el volumen disminuye en las subsecuentes, por eso la mayoría de los hombres que tienen orgasmos más fuertes, eyaculan menos.
Pero una verdad es que si un hombre no está acostumbrado a subir el placer y el orgasmo, y sólo se basa en la eyaculación, cuando éstas son de menor volumen, empiezan a sentir menos placer. Por ello, es mito que la eyaculación es un garantía de placer pleno, aunque sea muy disfrutable.
