Lucha libre
La asociación con la que Octagón “se pone en guardia” ante los costalazos
Octagón encabeza un proyecto para apoyar a los luchadores y concientizarlos acerca de la importancia de ser profesionales, arriba y abajo del cuadrilátero
(Foto: Archivo El Gráfico)
Su caso es excepcional en la lucha libre mexicana. Alcanzó el estrellato como gladiador pero también en la vida terrenal, lejos de los reflectores y las máscaras. Sobre el enlonado y tras casi cuatro décadas de batallar, su personaje es reconocido, pero lejos de él, sin la máscara de Octagón, es un abogado que defiende a su gremio para a sacudirse el yugo de las empresas.
Así nació la Asociación Nacional de Luchadores Profesionales Independientes, que navega en el mar del olvido en busca de rescatar a los profesionales de los costalazos. “Porque no tenemos nada, menos si estamos arriba de los 50 años, que no tienen un retiro digno”.
Es cierto, cuando el enmascarado estaba en lo más alto, poco se preocupó por esos detalles, pero ahora “se puso en guardia” para vencer a la apatía de sus colegas. “Hemos logrado tener consultas gratis, operaciones a bajo costo, rehabilitaciones. Asesoría legal en la que ponemos énfasis en la cuestión de los derechos de autor”.
Con la mira puesta en robustecer a la profesión de los azotones, hay traspiés que quisiera nadie tuviera pero que parecen cíclicos e inevitables. “Situaciones como la que sucedió con Siver King, exhibe que sabemos poco de la salud en la que estamos al subir a un ring. Es cierto que la Comisión de Lucha Libre tiene la autoridad para hacer exámenes antes de resellar una licencia para luchar. Pero en lo individual debemos tener la oportunidad de hacer un examen físico cada seis meses, en eso estamos trabajando”.
Lo cierto es que de las comisiones nadie se puede agarrar, son tan frágiles que suelen estorbar más de lo que ayudan. “Tienen que hacer su trabajo. Ser más exigentes con los realizadores de la función, así todo caminaría bien. Pero no sucede. Estamos cansados de tanta injusticia y explotación del luchador. Es necesario, por ejemplo, poner un tabulador de pagos a las primeras luchas, que se les garantice una garantía justa para su trabajo, que la relación con los promotores sea más pareja”.
Y es que del Día Nacional del Luchador nadie sobrevive, “mejor nos hubieran dado un seguro de gastos médicos. Lo que era el Seguro Popular no sirve para una profesión de tanto riesgo como lo es la lucha libre. Es importante que el gobierno nos vea y se nos trate como profesionales”.
Lo peor es que batalla contra un duro enemigo: la incredulidad de los luchadores. “Tenemos apenas 70 afiliados. Ojalá que más muchachos hagan conciencia de la necesidad de cuidarse. Los promotores son los únicos que se hacen ricos y la materia prima es el luchador. Pero no podemos andar atrás de los muchachos, deben entender que la lucha libre no acaba arriba del ring”
ALIADO A LA NOSTALGIA. El “Amo de los Ocho Ángulos” no quiere oxidarse y todavía se sube al enlonado, donde suele encontrarse con viejos conocidos, aliado a la nostalgia los enfrenta y no se rinde. “Aún me pongo nervioso cuando subo al ring, y es una señal de la responsabilidad con la que hacemos nuestro trabajo”.
Muchos quieren verlo apostar su incógnita con Fuerza Guerrera, una idea que le agrada pero de la que sabe pronto deberá olvidarse. “Ha sido un duelo de más de 25 años. La gente quiere ver esa lucha de máscaras pero mucha no. Tal vez sea por nostalgia, pero aquí estamos, y es un honor que el público siga pagando un boleto para vernos trabajar”.