Consejo de un psicólogo para cambiar tu visión negativa
(Foto: Archivo, El Gráfico)
A veces las cosas en la vida se ponen difíciles. Enfrentamos muchas cosas no deseadas, por ejemplo, obstáculos, malestares, emociones difíciles de procesar, pérdidas. Y nos cuesta conseguir aquello que queremos: tranquilidad, dinero, felicidad. En estas circunstancias es fácil caer en pensamientos como “los demás no luchan tanto como yo por alcanzar sus metas”, “a mí siempre me pasa lo peor” o “¿por qué las cosas son tan difíciles para mí?”
Al repetir estos pensamientos, verbal o mentalmente, en un momento de desesperación, reforzamos una idea pesimista de la vida, de nuestras circunstancias. Y terminamos completamente convencidos de que todo está mal, que nacimos para sufrir, que nunca vamos a salir adelante. Cómo nos sentimos depende de nuestra interpretación de la realidad. Podemos ver lo que nos sucede a través de un par de lentes oscuros que nos hace percibir la realidad negra, complicada y dolorosa. Pero también podemos verla a través de un par de lentes transparentes que permiten ver las opciones para salir adelante.
Quizás necesitas un nuevo par de lentes. A la habilidad para ver las cosas en una nueva perspectiva se le llama reencuadre. Sí, se trata de ver las cosas desde otra perspectiva, como si las pusiéramos en un marco diferente.
A propósito las encuadramos de manera que nos permita manejarlas y sacar el mayor provecho de ellas. Una de las formas más comunes de reencuadrar un problema es verlo como un reto y no como una limitación. Un reto nos puede llenar de energía, mientras que una limitación nos hace sentir estancados, imposibilitados. Piensa en algunas situaciones difíciles recientes o problemas actuales y trata de verlos como retos. Nota cómo te sientes al considerarlos desafíos y no limitaciones. A los seres humanos nos gustan los retos y cuando enfrentamos uno, de inmediato se activa nuestro deseo de abordarlo.
Expande tu perspectiva. Pregúntate de manera constante: “¿Hay alguna otra forma de ver las cosas?”, “¿Cuáles podrían ser otras tres razones por las que resultaron así las cosas?” o “¿Qué le diría yo a un amigo que estuviera en esta misma situación?”. De esta forma estarás viendo las dificultades desde una nueva perspectiva, flexibilizando tu pensamiento y generando una visión más optimista.
Cambia tu visión negativa. Reencuadrar las dificultades implica apreciar los aspectos positivos de la situación. Significa identificar las oportunidades, echar mano de ellas. Algunos ejemplos de reencuadre de situaciones difíciles son éstos:
Visión negativa: “¿Por qué tengo que sufrir de hipertensión crónica si tan sólo tengo 38 años?”
Reencuadre: “Voy a considerar esta enfermedad como un recordatorio de que debo cuidar mi alimentación, mi ansiedad y mis hábitos como el descanso para toda mi vida”.
Visión negativa: “La mujer que me gusta no quiere tener una relación de pareja conmigo. Seguramente soy un indeseable y nunca voy a encontrar el amor”.
Reencuadre: “No tengo por qué darme por vencido. Esta experiencia me puede servir para fortalecerme y seguir intentando. El que persevera alcanza”.
Aprender a reencuadrar, como todo en la vida, requiere de atención y práctica. Ten siempre en mente la intención de ver las cosas desde diferentes perspectivas. Con seguridad encontrarás más satisfacción, tranquilidad y confianza al hacerlo. ¡Comienza ya!