PARAÍSO LATINO PARA LAS TRANSACCIONES DE MAFIAS
Centroamérica es el nuevo bazar para negociar armas y drogas de los cárteles mexicanos
El negocio activó una alarma en Centroamérica, por riesgo de que mafias mexicanas ganaran mayor poder en la zona
(Foto: Archivo El Gráfico)
POR JOSÉ MELÉNDEZ
Centroamérica se consolidó como bazar de las mafias de México para negociar armas y drogas.
A cambio de desplegar labores de puente en Centroamérica para que las cargas de cocaína enviadas de Colombia, Venezuela, Ecuador o Perú por aire, tierra o mar lleguen a México y Estados Unidos, los cárteles mexicanos pagaron a sus contactos en la región con dinero en efectivo y con paquetes de droga que fue redistribuida en mercados locales del istmo, así como con armas y municiones.
Pero los mafiosos mexicanos también recurrieron a Centroamérica para surtir sus almacenes bélicos.
NEXOS
Un informe que esta casa editorial publicó el pasado martes reveló que el mayor control en la frontera entre Estados Unidos y México, una zona por la que entran armas y municiones a suelo mexicano procedentes de comercios estadounidenses, atizó el contrabando de armamento de Centroamérica a la capital mexicana.
La Policía Nacional de Honduras reveló en mayo de 2014 que Los Zetas habrían suministrado armas a las pandillas o maras Salvatrucha (MS-13) y 18 (M-18), que operan sicariato, extorsión, narcomenudeo y otros delitos en el norte de Centroamérica y México, para reforzar su poder criminal. Por eso es que, más allá de las armas, es crucial el control de las municiones, insistió Espinoza. “Las armas están en los lugares [con los delincuentes], pero las municiones son las mercancías que se están gastando”, alertó.
RASTROS BÉLICOS
Cuando los gobiernos centroamericanos firmaron en 1987 un pacto de paz que puso fin a sus conflictos bélicos, al silenciar los fusiles en 1990 en Nicaragua, en 1992 en El Salvador y en 1996 en Guatemala, y desmontar los efectos en Honduras y Costa Rica, los centroamericanos heredaron un alud de pertrechos de guerra.
Mercados clandestinos, como los de narcotraficantes, guerrilleros y paramilitares de Colombia o del crimen organizado en Centroamérica y México, fueron abastecidos con saldos de las guerras centroamericanas.