¿Intervención extraterrestre en Belén?
(Foto: Archivo, El Gráfico)
Estos días, en casi todos los hogares del mundo se perpetúan tradiciones de las que, a menudo, desconocemos su origen. Tenemos el ejemplo del portal de Belén, donde aparecen el Niño Jesús, la Virgen María, San José, el Ángel, la estrella y distintos elementos que asociamos con este instante bíblico sin saber que La Biblia apenas habla de este pasaje de la vida de Cristo.
Sólo los evangelistas Mateo y Lucas citan este momento, explicando que María y José salieron de Nazaret hacia Belén, para empadronarse allí y que fue donde Jesús nació. También dicen que unos magos guiados por una estrella llegaron hasta el pesebre, pero no explican nada más.
Donde más datos encontramos sobre esta cuestión es en los evangelios apócrifos, aquellos no reconocidos por la Iglesia como canónicos. En dicha documentación se dice que a María le sorprende el parto en el camino y que José deja a su mujer en una cueva, mientras él marcha en busca de una partera que le ayude a dar a luz. Y aquí empieza lo más llamativo de la historia, un dato apenas divulgado que resulta muy impactante.
Paralizado. Según el apócrifo “Protoevangelio de Santiago”, cuando San José salió al camino en busca de la partera, se quedó completamente paralizado. Trataba de caminar, de dar pasos, pero su cuerpo no obedecía. Asegura también el documento que todo estaba en suspenso, los pájaros en el cielo, el sonido de los insectos, etcétera.
En concreto, el pasaje dice lo siguiente: “José dejaba de avanzar. Y lanzaba mis miradas al cielo y lo veía inmóvil y los pájaros detenidos. Y el pastor levantaba la vara con la mano y la mano quedaba suspensa en el vacío”. Esta escena guarda relación con los tiempos perdidos en los encuentros ovni, los “missing time” como los denominó el ufólogo Bud Hopkins.
Se trata de esas referencias de los testigos a la ausencia total de sonido alguno al momento de tener lugar el avistamiento y a las anomalías temporales que se producen en ciertos encuentros Ovni, donde el testigo no sabe explicar qué ha pasado durante un determinado periodo de tiempo.
Continuando con lo narrado en los evangelios apócrifos, también se dice que, coincidiendo con esa parálisis de San José, la cueva en la que la Virgen María se encontraba durante el parto, fue cubierta por una especie de neblina, una nube que cubrió la gruta.
Otro dato que llama poderosamente la atención, pues muchos testigos de encuentros con objetos voladores no identificados y humanoides, aseguran que, al momento, de producirse el contacto, el enclave en el que tienen lugar los hechos está cubierto por una niebla espesa.
Igualmente, según el texto apócrifo “Evangelio árabe de la infancia”, la cueva en la que la Virgen alumbró a Jesús “estaba iluminada por luces más intensas que el sol”. ¿Está hablando de energía eléctrica hace dos mil años? ¿De la presencia de objetos voladores anómalos?
Ángeles guardianes. Hay que añadir, además, que los apócrifos también hablan de que María estuvo acompañada durante todo el parto por unos ángeles. ¿Quiénes eran estos personajes? ¿Estaban relacionados con las luces que iluminaban permanentemente la cueva? Y aquí viene lo más impactante: según el apócrifo “Libro sobre la infancia del Salvador” o “Libro de la Natividad de María”, Jesús nació cuando “el resplandor de la cueva tomó forma de niño”.
Si analizamos la frase de manera literal, este evangelio apócrifo está diciendo que, en una cueva iluminada por luces muy intensas y en presencia de personajes denominados “ángeles”, Jesús no nació de manera convencional, sino que aquel resplandor se convirtió en un niño.
A los ojos de un ciudadano del siglo XXI, lo que cuentan los apócrifos sobre el nacimiento de Jesús es un relato sobre intervención extraterrestre en uno de los pasajes más importantes de la historia espiritual de la humanidad.