Durante muchos años, la poderosa industria de los alimentos y bebidas ha evadido su responsabilidad en la pandemia de sobrepeso y obesidad. Con argumentos tales como: ningún alimento es malo, por definición todos los alimentos son buenos, satisfacemos los gustos de las personas, estamos comprometidos con la salud, minimizan y frustran los esfuerzos de los países para regular la venta de alimentos ricos en azúcar, grasas y sal, y los intentos por equilibrar las fuerza del mercado y beneficiar a los consumidores.