El jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, puede decir misa, pero su imagen se hunde en el estiércol de los caballos de la Policía Preventiva desplegada en operativos en áreas azotadas por el vandalismo de la CNTE.
Millones le deben al jefe de gobierno la incertidumbre al transitar a trabajos, hospitales, escuelas, negocios. La gente no sabe si podrá salir en viaje aéreo o llegar a la ciudad, de las más importantes del mundo, porque el aeropuerto esté bloqueado por maestros.