Un autobús que transita por las carreteras con escalas pueblo tras pueblo, suele ser llamado guajolotero, en el que los pasajeros suben y bajan con carga de todo tipo, hasta animales de corral.
Tiene rato que el Pacto por México opera como esos autobuses precarios, sin orden, pintorescos, en los que al grito de “¡Bajan! ¡bajan!”, el chofer detiene su armatoste para más tarde seguir su marcha.