El ex gobernador de Tabasco Andrés Granier, quien en las inundaciones de 2007 parecía un pastor angustiado por su rebaño, lo que tiene extraviado ahora es su destino, por actos de corrupción.
Por lo pronto, su expulsión del PRI sólo depende de que, después de meses de escándalo, por fin se libere una orden de aprehensión en su contra por delitos que implican empobrecimiento del pueblo y enriquecimiento de sus autoridades.