Los he visto en los parques, saliendo de la fábrica, caminando por esta y aquella banqueta, en los andenes del Metro, afuera de mi casa, saliendo del cajero automático, subiendo al microbús, allí donde está el Oxxo, en la fila del cine y hasta delante del espejo. La ciudad está llena de cabizbajos y pareciera que estamos a punto de una epidemia de tristeza.