Durante un viaje, un taxista aplica sus dotes de psicología al escuchar las historias de sus pasajeros, como en esta ocasión le ocurrió a Luis Gabriel.

“Subí a un chavalón a la altura de la estación Viaducto del Metro y me pidió que lo llevara a los juzgados de lo civil, en Niños Héroes. ‘¿Qué pasó mi lic, ya va por otro caso?’, le pregunté y me respondió muy serio: ‘No soy licenciado’ y se quedó callado.

Lee también:

“Unas calles adelante me dijo ‘voy a firmar mi divorcio’. Le ofrecí disculpas por ser tan atrevido con mi comentario, pero el chavo se sinceró. ‘Mire, ya tuvimos tres pláticas conciliatorias y llegamos a la conclusión de que lo mejor es la separación’.

“Ya con mayor confianza le pregunté la razón de su divorcio y se soltó: ‘Mi abogado y mi papá ya me esperan allá. El divorcio no es por falta de amor, sino porque su mamá es una metiche. Todo le parece mal, todo lo mío’. Yo sentí pena por él.

“Siguió derramando tristeza porque ‘yo amo a mi esposa. Pero ella le cree más a su madre y lo echó a perder. Pero eso no es lo peor, me quitó la mitad de todo, pero eso no importa. Yo lo puedo reponer, lo que no podré es sobreponerme, por algún tiempo, a su proceder’, y se volvió a callar.

“Su caso me llegó, porque yo también soy divorciado, sólo que mi mujer me engañó y aun así le tuve que dar también la mitad de todo, así que le conté mi caso y se quedó más tranquilo”.

Manda tu historia al correo a rrodolfo68@yahoo.com.mx

Google News

TEMAS RELACIONADOS