Todos ganan...
Gil Barrera
El entretenimiento tiene caminos muy extraños, pues cuando parece que las cosas van muy bien de repente empiezan a cambiar su posición.
Y si no, pregunten a los promotores del palenque de Tlaxcala, que sufrieron con la venta de boletos para la presentación de Carlos Rivera, pues tuvieron que echar mano de la creatividad y relaciones públicas para fortalecer la taquilla.
En contraste, Ricardo Arjona tuvo tres días con llenos absolutos en el Auditorio Nacional, en la CDMX, donde no sólo ofreció un digno espectáculo, también demostró por qué no necesita estar sometido a la industria.
Ricardo tomó —hace años— la inteligente decisión de divorciarse de todos y manejar su carrera de acuerdo con sus necesidades. Confrontó a los gigantes del espectáculo y cuando vio lo voraz de las intenciones de entes malignos (como las disqueras) y los mandó al diablo, enfocándose en lo más importante: su público.
Sin confrontar a los “puristas” de la composición, Arjona tiene todo y a todo le saca provecho. Tuvo un inmejorable escenario, excelentes músicos y una clara inversión detrás de cada actuación que refleja su preocupación porque la gente disfrute sus espectáculos.
Eso no quiere decir que no tenga sus resbalones, días antes del evento uno de los proveedores del concierto no llegó a la Arena GNP de Acapulco y tuvieron que posponer un día el evento; sin embargo, a pesar de infortunio quienes lograron quedarse al día siguiente, tuvieron tan buen espectáculo que olvidaron el problema.
Pero no a todos la suerte los trata bien, pues por ejemplo, hace tres días Danna Paola tuvo que posponer, por tercera vez, un concierto en San Luis Potosí.
La cantante, visiblemente frustrada, tuvo que dar la cara por otro proveedor que tampoco llegó en tiempo y forma, decepcionando a Danna y a los miles de jóvenes que compraron un boleto para verla.
Ante estas fallas terribles, lejos de tener un plan B, como lo tienen los artistas profesionales debe existir por parte de la autoridad sanciones que toquen también al artista y a los empresarios, quienes con un video pretenden aminorar su propio daño mediático, no así el daño emocional que causan en quien se la pasa ahorrando meses para poder adquirir un boleto de su artista favorito.
Es evidente que no hay autoridades que velen por el consumidor y mientras esto siga así, los empresarios que no cumplen a sus artistas andarán cambiando planes, contratando proveedores chafas, al cabo que nadie hace nada.
Nos leemos la próxima, aquí donde quizá hablemos de ti.