Pedro se arrepintió de prestar 70 mil pesos a Rosa, su amiga, sin un documento legal de por medio, como un pagaré.
Llevaban una buena amistad. A ella la despidieron. Quería una cocina económica con el dinero de su liquidación, pero faltaba capital.
Con la confianza de años, le pidió prestado a Pedro 100 mil pesos y su amigo solo le prestó 70 mil.
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Ella prometió darle siete pagos de 10 mil pesos mensuales.
Rosa arrancó la venta de desayunos y comida corrida.
Rosa solo le pagó puntualmente 20 mil pesos. Lo demás fueron discusiones y promesas de pago incumplidas.
Ello afectaba a Pedro y resuelto a ganar tranquilidad, acudió al Centro de Justicia Alternativa (CJA) del Poder Judicial de la Ciudad de México (Niños Héroes 133, colonia Doctores, alcaldía Cuauhtémoc) para una mediación civil con Rosa.
Ella recibió la invitación a mediar por parte del personal del CJA, y aunque pensó que era una demanda, el mediador civil le explicó que era para buscar un acuerdo benéfico para los dos.
Ella reconoció el adeudo, su retraso en los pagos y, además, dijo estar muy apenada. Él quería recuperar su dinero y escuchaba propuestas.
En una sesión más de mediación, Rosa dijo que pagaría todo, pero pidió hacerlo en 10 pagos de 5 mil pesos mensuales.
Reticente, Pedro dijo que no aceptaría menos de 7 mil pesos al mes. Rosa terminó por aceptar pagos mensuales de 7 mil 142 pesos y en esos términos firmaron el convenio de mediación, el cual, les recordó el mediador civil, posee la fuerza legal de una sentencia. Al salir de la sesión, Rosa agradeció la disposición de su amigo para esperarla más tiempo.