LLEVA TRES AÑOS EN EL MERCADO DE LA CRUZ

Ganándose la vida con cachitos de esperanza en Querétaro

Jorge continúa con la venta de billetes de lotería tradicional, algunos de sus clientes han ganado grandes premios

(Foto: César Gómez | El Gráfico)

Querétaro 25/01/2018 15:30 Redacción Actualizada 15:30
 

Por: Domingo Valdez

En Querétaro

Por los pasillos del mercado de La Cruz camina Jorge Peña vendiendo sus billetes de lotería, como desde hace tres años. Comerciantes y clientes del lugar prueban su suerte con los tradicionales ‘cachitos’, a pesar del auge de los llamados billetes electrónicos. “La gente sigue prefiriendo su cachito”, comenta.

Don Jorge, de 73 años de edad, originario de Mazatlán, Sinaloa, dice que llegó a Querétaro en 1962, y como primer empleo tuvo justamente el de vendedor de billetes de lotería, para posteriormente dedicarse a la reparación y venta de equipo de refrigeración.

A Jorge se le puede ver todos los días en La Cruz, donde camina por los pasillos, o acude directamente con sus clientes, aquellos que ya sabe que comprarán, aunque los clientes que acuden al mercado son quienes más compran.

Dice que mucha gente prefiere comprar los billetes físicos por tradición, porque así se llevan los cachitos que quieran.

Comenta que las ventas son variables, pues no todos los sorteos llaman igual la atención de la gente, pues a veces por sorteo vende 200 o 100 pesos diarios, y los billetes que no vende los debe de devolver.

Jorge detalla que es muy variada la venta, pues a veces hay buenos días, sobre todo cuando los clientes salen de hacer sus compras y llevan algo de dinero para jugar lotería. 

Costo de billete. El costo de los cachitos de lotería es de 25 pesos, aunque el del sorteo de los miércoles, cuyo premio mayor es más bajo que el de otros días, cuesta sólo 10 pesos. Explica que un sorteo juega 10 millones de pesos en dos series, una serie ganaría cinco millones, y un cachito, si sale premiado con el premio mayor, obtendría alrededor de 250 mil pesos, “lana que sirve para un fin de semana”, dice Jorge con una sonrisa en el rostro.

La jornada laboral de Jorge en ese centro de abasto comienza a las 10:00 horas, cuando ya hay un poco más de movimiento, y termina pasadas las 16:00 horas, momento en el que la clientela comienza a disminuir y es hora de retirarse a casa, para recuperar energía.

Hay vendedores ambulantes que caminan por las calles ofreciendo persona a persona sus billetes y, en una de esas, el premio mayor.

 

 

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