¿Cómo hablar de la muerte?

ZONA G 16/09/2019 17:19 Víctor Jiménez Actualizada 11:43
 

Hablar acerca de la muerte de una persona querida no siempre es fácil entre adultos. Imagina lo duro que puede ser para algunos padres o madres tener que hablar de la muerte de un ser amado con sus hijos. Esta plática es especialmente difícil si la persona fallecida era emocionalmente cercana a la familia o al niño mismo. Aquí hay algunas ideas para abordar este tema con los niños.

¿QUÉ HACER? 

Di la verdad. Explicarle al menor lo sucedido, la muerte de alguien querido, le ayuda a entender las lágrimas y el dolor que ve alrededor. La honestidad es una gran aliada. No hay razón para esconder los hechos y los sentimientos que provoca la muerte. Dosifica la información, de acuerdo a lo que puede absorber el pequeño. El niño podría necesitar hablar acerca de la muerte en varias ocasiones, permíteselo.

Permite cualquier emoción. El niño o la niña puede tener cualquier reacción emocional: enojo, tristeza, culpa, decepción, miedo. Acepta sus emociones y valídalas. Dile: “Entiendo cómo te sientes. Es natural que tengas estos sentimientos”. Por ningún motivo le pidas que deje de sentir una emoción, pues eso sí es antinatural. Acompáñalo con un abrazo o tomándolo de la mano. Comenta con él/ella que también te sientes triste o enojad@, le ayudará a validar sus sentimientos.

Usa el lenguaje adecuado. Y esto incluye utilizar las palabras, muerte o morir, aun si te provocan incomodidad. No es necesario suavizar el evento con frases como “se fue a dormir”, “lo perdimos”, “falleció” o “pasó a mejor vida”. Usar palabras realistas puede ayudar a los adultos y los niños en el proceso de duelo.

Admite que no lo sabes todo. Nadie tiene todas las respuestas, y mucho menos con respecto a la muerte. Si un menor pregunta algo cuya respuesta desconoces, admítelo. Hay preguntas muy difíciles de responder, como por ejemplo, “¿Por qué murió el abuelo?”, “¿Qué le pasa a la tía Ema que no habla y está como ida?” o “¿Qué hizo que el tío Jorge se enfermara y muriera?”.  Tienes derecho a decir que no sabes la respuesta a estas preguntas.

Permite el llanto. Llorar es saludable y sanador. Permítete llorar y que lo hagan tus hijos. Si estás en condiciones de hacerlo, acompáñalo con un abrazo. A veces, ni siquiera es necesario decir nada, acompañar en silencio puede ser un gran apoyo. Y el menor se sentirá mucho mejor.

¿QUÉ NO HACER?

No escondas tu propio dolor. Ver que te permites sentir y expresar tu dolor por la muerte de un ser querido le transmite a tu hijo la idea de que es normal y sano llorar y sentirse triste con la muerte de alguien amado. En algún momento pueden llorar juntos, y está bien. Cuando se comparten la tristeza y el dolor se viven de otra manera.

No evites el tema frente al menor. Si el menor entra en una habitación, no cambies de tema. Hacerlo le envía el mensaje de que no está bien hablar de la muerte. Escuchar a los adultos hablar acerca de la muerte no le hará ningún daño  y sí le transmite la idea de que la muerte es algo natural.

No apresures el proceso de duelo. Evita hacerlo con tu proceso y el de tus hijos. Cada quien tiene sus ritmos y sus tiempos para superar la pérdida y regresar a un nuevo estado de normalidad. El proceso también involucra hacer los ajustes psicológicos y emocionales necesarios, y esto toma tiempo. No presiones ni te presiones por querer olvidar o no sentir.

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