Los celos matan y destruyen relaciones
(Foto: Archivo, El Gráfico)
Silvia, una mujer (42 años) hizo que su esposo (35 años) se sometiera a un detector de mentiras para descubrir si le era infiel cuando estaba fuera de casa. La mujer también le revisaba el teléfono, el correo electrónico y los estados de cuenta tratando de encontrar alguna evidencia de infidelidad. Los celos de Silvia han llegado a tal punto que ha prohibido a Mario, su esposo, que vea mujeres en la televisión o en las revistas.
Con seguridad has escuchado o leído en el periódico historias como esta. Y en ésta los celos pueden parecer exagerados, pero en realidad estas conductas derivadas de los celos son más comunes de lo que creemos. Los celos matan, destruyen relaciones por conflictos derivados del afán de control y posesión. Independientemente de la intensidad y la frecuencia, algunas acciones como revisar el teléfono o las redes sociales de la pareja, o prohibirle salir con algunas personas pueden dañar la relación o destruirla. Estas son algunas conductas a evitar si quieres evitar que los celos destruyan tu relación:
Interrogar. Consiste en tratar de conseguir información de la pareja, como si estuviera en un interrogatorio policial. Imaginas que te oculta información y que necesitas descubrir lo que oculta a como dé lugar. Preguntas lo mismo pero con diferentes palabras. Entre más interrogas a tu pareja, más se pone a la defensiva. En realidad no importa lo que diga, tú ya le diste una sentencia de culpable. El interrogatorio provoca discusiones y peleas. También le lleva a callar o dejar de compartir contigo algunos detalles para evitar disputas. Muchas relaciones terminan no por infidelidad, sino por las continuas peleas por el interrogatorio.
Investigar. Consiste en buscar (con lupa) cualquier pequeño detalle revelador de su infidelidad o interés en alguien más: oler su ropa para encontrar perfume ajeno; checar su consumo de gasolina; revisar sus redes sociales para ver con quién hace amistad y si envía fotos a alguien; si llega tarde, sospechas que ha estado con alguien; si se porta especialmente cariñoso contigo, para ti es una forma de esconder su infidelidad. El problema es que de inicio asumes su infidelidad y sólo buscas claves para confirmar tu sospecha. Para ti, cualquier acción es prueba de infidelidad. Tu obsesión por descubrir el engaño impide la intimidad, el placer y la tranquilidad. ¿Esta conducta realmente les ayuda como pareja o crea más conflicto entre ustedes?
Portarse indiferente. Esto incluye retirarte, no mostrar afecto, no hablar, no reírte, no responder a sus llamadas o mensajes. Todo esto para que sepa qué sientes tú cuando se aleja o para castigarle. Si pregunta qué pasa, finjes no saber de qué habla, esperando que lo adivine. Le pones a prueba, después de todo, si realmente te quisiera, sabría lo que sientes. Esta actitud, en lugar de acercarle a ti, le aleja.
Acusar. ¿La has estado viendo? ¿Tuviste sexo con él? Haces estas preguntas esperando ver cómo responde. ¿Actúa como si fuera culpable? ¿Contestó algo delatador? Una vez que comienzas con las acusaciones, sólo vas a detenerte hasta probar que tienes razón. Después de todo, ¿a quién le gusta recibir acusaciones constantemente sin que se escuchen las respuestas o explicaciones? Una acusación sin bases hace mucho daño a la relación.
Devaluar a tu pareja. Resaltas todos sus defectos: mentiroso, feo, poco exitoso, un fraude como persona, poco confiable, poco hábil en el sexo. Le haces sentir que no podría resultar atractivo para nadie más y que es afortunado de tenerte. Esperas hacerle creer que eres su única opción. Además de alejarle, esta actitud puede provocar revancha.
Seguramente no querrá estar con quien le agrede y castiga. Si la relación termina es muy probable que no sea porque hay alguien más en quien esté interesado, sino a causa de tu hostilidad.