En una relación de pareja es común encontrar estos cuatro tipos de hombre: el hombre-niño, el hombre-jugador/charlatán/engañoso, el hombre confundido y el hombre recto/íntegro/justo. ¿Con qué tipo de hombre estás? ¿Qué tipo de hombre eres o quieres ser?
El hombre-niño. Sin importar su edad, este tipo de hombre siempre será un niño. No es lo mismo crecer que madurar. Crecer es inevitable, madurar es una elección voluntaria. El hombre-niño tiene poco interés en las necesidades de su pareja. Le cuesta planear una vida juntos y tomar decisiones. Le preocupa más su forma de vestir que poner atención a cómo sus actitudes y acciones afectan a su pareja. Es un hijo de mami, le preocupa satisfacer a su propia madre más que atender los deseos de su propia familia. Prefiere atender sus necesidades y deseos más que estar con su pareja o hijos. Le cuesta comprender la importancia de la responsabilidad. Se siente menos si su pareja gana más o tiene una mejor posición social o laboral. Puede llegar a compensar su sensación de inferioridad actuando con arrogancia, haciendo sentir a su pareja que él es superior.
El hombre embaucador. Cuando te relacionas con un embaucador, lo más probable es que termines con el corazón roto. Este tipo de hombre es desconsiderado, egoísta y astuto.
Normalmente es infiel. Resulta muy atractivo: rico, exitoso, bien parecido, romántico, bueno en la cama y con muchas cualidades. Te hace sentir especial, te dice lo que quieres oír y actúa como has soñado a tu pareja ideal. Hace muchas promesas, así llega a tu cabeza y tu corazón. Está dispuesto a invertir mucho tiempo, esfuerzo y dinero para llevar a su pareja a la cama. Pero después de lograr su objetivo, cambia radicalmente, comienza a actuar como alguien totalmente nuevo. La atención y el afecto desaparecen. Cuando esto sucede, seguramente ya tiene alguien más a quien darle el tiempo y la atención que antes te daba a ti. Le cuesta entregar su corazón.
El hombre confundido. Este tipo de hombre no sabe lo que quiere: le cuesta decidir si quiere estar contigo o con alguien más. En cuanto a las relaciones, mantiene un pie dentro y el otro fuera. Puede parecer una excelente pareja que te da afecto y no se anda con juegos, pero no se compromete. Siempre tiene excusas para formalizar la relación, aplaza cualquier compromiso, siempre necesita más tiempo. No es una mala persona, pero no sabe qué quiere en la vida: “¿Sería mejor volver con mi ex? Pero también me gusta estar con mi pareja actual”. Quedarse con un hombre confundido puede ser una gran pérdida de tiempo.
Si decides retirarte de la relación, seguramente te rogará que le des más tiempo, sólo para hacerte esperar aún más y no cumplir sus promesas. Con un hombre confundido es como embarcarse en un viaje con alguien que no sabe a dónde va.
El hombre confiable. Este es un hombre maduro, listo para comprometerse, que ha dejado atrás los juegos anteriores. Quiere estar con una sola pareja y serle fiel. Es responsable y confiable. Sabes que te ama, pues lo percibes en tu corazón. Pone atención a tus necesidades, te apoya emocionalmente cuando lo necesitas y contribuye a que aflore lo mejor de ti. Ríe y llora contigo. Sus acciones son congruentes con sus palabras. No hace promesas, sino compromisos. Se enfoca en la relación presente y futura, no en sus relaciones anteriores. Está abierto a resolver los conflictos, a escuchar tus puntos de vista. Está dispuesto a compartir contigo lo mucho o poco que tiene. Hay muchos hombres confiables, muchas veces se encuentran detrás de los hombres-niño, charlatanes y confundidos. Es necesario hacer a un lado a estos últimos para ver a los hombres confiables.