RELATOS ERÓTICOS
“Enorme y viril, toda una delicia que me devoré”, por Lulú Petite
(Foto: Archivo, El Gráfico)
Querido diario: Mientras escribo estas líneas me acuerdo, todavía con la sensación de su tacto en mi piel, de los orgasmos, de sus labios en mis senos, de sus manos en mis piernas, de su lengua en mi sexo, de su herramienta taladrándome las entrañas, provocándome escalofríos, de su piel correosa, de olor denso y cachondo.
De sus músculos curtidos, de su forma de follarme como si no hubiera mañana, de poseerme con enjundia adolescente, pero la sabiduría sexual de un hombre hecho. Aún tiemblan mis piernas por el placer, por la locura.
Venía bajando las escaleras del motel, cuando me topé de frente con él. Víctor es un chacal de casi dos metros de estatura, con cara de ogro, ojos de fusil, casquete corto, piel morena y un magnetismo sexual impresionante.
Lo conocí hace tiempo y me puso una cogida formidable. No es un tipo guapo, más bien es ese estilo rudo, tosco y varonil lo que le hace apetecible.
Nos topamos cara a cara y lo saludé con una sonrisa tímida, olvidando que sonreía bajo mi cubrebocas. Me moví para dejarle pasar y, justo cuando estábamos por tomar caminos distintos, me saludó.
Me dijo que estaba en el motel para buscar sexo de paga. Pensaba llamarle a una chica para pasarla bien y me preguntó si yo estaba libre.
No voy a mentir. Deseaba que me lo pidiera. Subimos juntos y, apenas cruzamos el umbral de la puerta, nuestros cuerpos se buscaron como imanes.
Nos desnudamos con prisa, nuestras ropas volaron buscando tactos, lenguas, deseo. Me abrió las piernas con brusquedad y metió los dedos en mi vagina empapada, antes de tumbarme en la cama y comerme el sexo deliciosamente.
Estaba a punto de venirme en su cara, cuando se puso el condón y me la metió sin piedad provocándome un orgasmo frenético. Mientras escribo estas líneas me acuerdo, todavía con la sensación de su tacto en mi piel, de los orgasmos. ¡Qué rico!
Hasta el jueves. Sígueme en Twitter: @LuluPetite2022