HELENA LA MALA

“Le dimos un delicioso espectáculo lésbico mientras manejaba”, por Helena La Mala

“Le dimos un delicioso espectáculo lésbico mientras manejaba”, por Helena La Mala

(Foto: Rosalío Huizar, El Gráfico)

Sexo 23/03/2022 14:00 Helena Danae Actualizada 14:00
 

Hola, mis amores, espero que su semana vaya de maravilla. Yo estoy feliz pues hace unos días fui a una reunión con una amiga que tenía mucho sin ver y ahí estaba otra amiga con la que me llevo DEMASIADO bien. 

Fuimos juntas a la escuela de gastronomía y ahí comenzó nuestra historia. Yo ya había tenido relaciones con algunas mujeres y ella estaba experimentando su lado bisexual, pero jamás llegamos a más. Ahora que la vi, me emocioné al saber que disfrutaba estar con mujeres y hombres.

La plática fue subiendo de tono, así que hicimos un pacto, antes de irnos ambas nos quitaríamos la ropa interior para subirnos a la camioneta con mi pareja. 

Yo traía un vestido largo y ella una falda con blusa de tirantes. Cuando ya estábamos en la camioneta, aproveché y le mostré un poco la pierna a mi pareja, él metió su mano y se dio cuenta que me había quitado las bragas. 

Íbamos cantando cuando, de pronto, ella comenzó a acariciar el cuello de mi pareja. Me excité al verlos y empecé a meterme los dedos, mientras ella le agarraba el pepino y le susurraba: “Tampoco traigo calzones, ¿quieres ver?”. Él intentaba concentrarse y seguir manejando. 

Poco antes de llegar a su casa, ella le dio otras indicaciones para que pudiera meterse en una calle vacía. Ahí, ella se pasó al asiento de adelante conmigo y me ayudó con sus dedos, metiéndolos tan profundo que su palma chocaba con mi monte de Venus. Yo ya le había sacado el miembro a mi pareja y estaba lamiendo mi mano para jalársela.

El movimiento parecía sincronizado, ella me metía los dedos, él a ella y yo se la jalaba a él. Mis dedos estaba empapados por sus jugos. Ella y yo estábamos besándonos, sintiendo nuestras lenguas jugar, fue todo un espectáculo.

De pronto, él terminó en la mano de ella y ella puso sus dedos llenos de su leche en medio de nuestras bocas, para saborearla mientras seguíamos besándonos. Continuamos dedeándonos hasta que ambas llegamos al orgasmo. 

Nos acomodamos la ropa y nos despedimos como si nada hubiera pasado.

Estoy feliz de platicarles esta anécdota y espero con ansias que me tengan en sus manos la próxima semana.

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