RELATOS ERÓTICOS

“Fueron sus grandes músculos, los que me hicieron portarme traviesa”, por Lulú Petite

“Fueron sus grandes músculos, los que me hicieron portarme traviesa”, por Lulú Petite

(Foto: Archivo, El Gráfico)

Sexo 16/11/2021 14:06 Lulú Petite Actualizada 14:06
 

Querido diario: Vengo de coger con un tipo que era algo así como la versión mexicana de La Roca. Moreno, mamadísimo, enorme como tráiler, rapado y con una sonrisa digna de comercial de pasta de dientes.

Traía un traje ajustado y se veía elegante, pero cuando le quité la camisa. ¡Uf! Qué cosa más tremenda. Unos pectorales como de muñeco de los amos del universo, flexionó los brazos y, al ver sus bíceps, enormes, duros, perfectos, me dieron unas ganas enormes de morderlos ¿Sabes? Como cuando ves una manzana tan perfecta que no puedes pensar en otra cosa que hincarle el diente.

Estaba yo morboséandolo, cuando él se me acercó y me tomó de la cintura. Caramba. Qué manos más firmes. Puse mis manos en su pecho y se lo besé, fui bajando hasta ponerme en cuclillas y le bajé la cremallera. Saqué su pene y comencé a masturbarlo frente a mi cara. Me encanta sentir cómo crece en mi mano, como se llena de sangre, saltan las venas y se pone duro, durísimo, hasta que alguna gota preseminal resbala por la cabecita.

Lo oí gemir cuando me vio tomar un condón y ponérselo con cuidado. Me acerqué un poco más y me la llevé a la boca. Me comí deliciosamente su pito primoroso mientras con las uñitas jugué con sus pelotas. El me puso la mano en la nuca y llevó el ritmo de mi mamada.

—Quiero que me cojas; le dije mirándolo a los ojos, sosteniendo su enorme herramienta con mi mano.

Él pasó sus dedos por mi mejilla y me ofreció la mano para ayudarme a levantar. Me tumbó de espaldas contra el colchón y me separó las piernas. Besó la parte interna de mis muslos y comenzó a jugar con mi entrepierna. Paseaba sus dedos por mi sexo mientras devoraba mis pezones. Creo que mis tetas enteras cabían en su boca. Estaba tan mojada que ya me urgía sentirlo dentro.

Abrí más las piernas y él entendió la indirecta. Se acomodó y me la metió de golpe. Sentí riquísimo. Entonces miré a mi derecha y tenía lo que quería. Vi su bíceps y le di una mordida que me supo a gloria. Ni modo, no me iba a quedar con las ganas.

Hasta el jueves, Lulú Petite

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