“La mejor cátedra sexual, con la trompeta del cachondeo”, por Helena La Mala

Hola, mis amores, ¡feliz miércoles! Hoy voy a darles un consejo, una cátedra sexual.

En mi reciente viaje a la Ciudad de México para la Expo me topé con un amigo, de esos bonitos que se ponen a platicar contigo y te alegran el día con lo que te enseñan. Fuimos por unas cervezas para convivir un ratito y ponernos al corriente de nuestras vidas.

Después de un rato me dijo que tenía un truco que enseñarme, pero primero debíamos entrar en calor... entendí la señal y nos fuimos a un motel que estaba cerca del bar.

Llegamos y había un poco de tensión, claro no era como un ‘free’ o algo así como una relación fugaz o un acostón. Íbamos para que él me enseñara su nuevo truco. En fin, comenzó la acción, los besos y caricias. Yo me dispuse a disfrutar.

Llegó el momento, él comenzó a chupar mi almendrita, a pasar su lengua por mis labios mayores, chupándolos duro en ratitos.

Luego le dio un beso al clítoris, uno que lo dejó tan sensible que con cualquier roce se sentía delicioso.

Comenzó a hacer como bucitos, como cuando juntas los labios y expulsas aire presionándolos, pero sobre mi clítoris.

Al principio fue extraño, pero después comencé a sentir las vibraciones, ¡era un vibrador humano!

Yo tomaba su cabeza con mis manos y lo colocaba en el punto exacto para sentir placer, tuve un orgasmo y otro y otro... Hasta que llegué a seis.

Él solo paraba para tomar aire y seguir, cuando terminó me di cuenta que yo estaba en el otro extremo de la cama, él me miró y sonrió.

“Siempre que hago esto, terminan lejos de donde empezamos”, dijo orgulloso.

Después de tanto placer era inevitable tratar de huir de su boca, trataba de recuperarme, pero él no me dejaba y continuaba. Luego de esa docena de orgasmos que me regaló, me explicó que lo que me hizo se llama “La Trompeta de Los Ángeles” y que debía enseñarle a Don Heleno para que me diera ese placer en casa.

Sinceramente es algo que recomiendo profundamente. Inténtalo y haz feliz a tu pareja. Supongo que la práctica hace al maestro, así que ¡a practicar y divertirse!