RELATOS SEXUALES
“Una exquisita química con Ely, en ardientes disfraces de Halloween”, por Helena La Mala
“Una exquisita química con Ely, en ardientes disfraces de Halloween”, por Helena La Mala (Foto: Archivo, El Gráfico)
Hola, mis amores, ¡feliz miércoles! Hoy quiero endulzar sus oídos y ponerlos a salivar.
Como ya vieron en este diario, Elizabeth Márquez regresó y está más sexy que nunca. Así que me fui con ella para hacer videos y fotos de agasajo.
Se nos viene Halloween, así que decidimos hacer material al respecto. Yo usé un traje de porrista (que le pedí prestado a Lupizz) y Ely usó una falda y un suéter muy coqueto.
Fuimos a un parque que creíamos que estaba desolado, pero al llegar nos topamos con algunas figuras de autoridad y mi idea se vino abajo.
Pedimos permiso para grabar la presentación, sacamos el mayor material posible en el exterior y, para la acción, regresamos a la casa.
Dejé a Ely sentada en la sala, frente a ella coloqué sobre una mesa un dildo de ventosa, de esos que se pegan a la superficie y puedes meterte fácilmente, casi sin meter las manos.
Salí de cuadro un momento para ponerme un arnés, traer un dildo y darle a la gozadera. Al volver a la sala, puse a Ely a chupar mi dildo; me excitaba ver cómo se esmeraba en metérselo todo en la boca.
La puse de “perrito” para poder darle en esa posición, puse todo mi esfuerzo en que fuera una buena cogida.
Luego cambiamos de posición, yo me senté en el sillón y la dejé que se diera algunos sentones.
Mientras la cámara enfocaba su “cosita” metiéndose ese enorme dildo rosa fosforescente, por debajo de ella se veía mi almendrita brillosa y mojada, ansiosa por entrar en la acción. La toma quedó bellísima, perfecta.
Hicimos un corte y pusimos dos dildos al límite de la mesa, para darle la espalda a la cámara; se aprecia perfecto cuando nuestras “cositas” se comían esos penes de plástico, hasta que ambas alcanzamos un delicioso orgasmo.
Despegamos los dildos de la mesa y nos sentamos en el sillón. Nos penetramos la una a la otra, mientras más me excitaba, más duro le daba a Ely. Ella tomó el mismo ritmo para ayudarme a llegar a otro delicioso final.
Acabamos con las piernas abiertas y nuestras almendritas empapadas. Cuando terminamos, el camarógrafo y quien estaba ayudándonos, pudieron respirar; la escena los tenía al limite.
Desde que nos conocimos, entre Ely y yo hubo una química enorme y eso se nota en la cámara.
Cuéntame, ¿te gustan las escenas con temática o prefieres lo casero?
Espero con ansias contarles más aventuras de este viaje, seguro les encantará verlo. Les adoro infinitamente.