“Un cachondo San Valentín, con un maratón sexual”, por Helena La Mala

Hola, mis amores. ¡Es la semana del amor y la amistad! Pero deben recordar que siempre es bueno buscar un pretexto para festejar y probar cosas nuevas.

Nosotros, mi “Heleno” y yo, festejamos y pasamos el fin de semana en una cabaña. Llegando, el primer round fue en el lavamanos del baño. Me estaba viendo en el espejo cuando él llegó por detrás, dándome un levantón de pompas con sus caderas, dejándome empinada con el pecho casi pegado al espejo. Me bajó el pantalón, me abrió las nalgas y a chuparme en medio de ellas. Con sus dedos iba abriendo camino para su pistola.

Después, salimos a la terraza para prender el carbón; mientras estábamos cocinando, las manoseadas no paraban, con el pretexto de celebrar, había que aprovechar para estar todo el día arriba del guayabo.

Cuando terminamos de comer, nos metimos a la alberca. Pero, obvio, como era lugar público nos contuvimos, intercambiamos miraditas que prometían hacernos muchas cosas.

Regresando a la cabaña, estuvimos en el jacuzzi solo con toqueteos, porque ya les he contado que el agua corta mi lubricación y, a veces, más que satisfactorio es incómodo. Esperamos hasta estar en la regadera para poder seguir haciéndolo. Me recargué en la pared, dejando que mis pezones sintieran el frío del azulejo y levanté las nalgas para que él pudiera metérmela. Llegué al orgasmo mientras sus dedos hurgaban en mi clítoris, para por fin terminar dentro de mí en la regadera.

Al caer la noche, estuvimos en una fogata hasta que se hizo demasiado tarde, luego nos metimos entre las cobijas para terminar la jornada pasional.

La verdad es que al día siguiente no hicimos nada. Mis ganas de estar montada en él se dieron abasto un día antes. El domingo fue para celebrar de manera más amistosa. Cuéntame, ¿has tenido un maratón sexual así?

Les mando todo mi amor.