QUERIDO DIARIO
Las chambas que le hace un godín a Lulú Petite, le parecen deliciosas
El día que nos toca, espera ansioso que llegue la hora de checar para irnos a un motel a coger
Foto: (Especiales)
Querido diario: Una vez al mes a Fabián se le cuecen las habas por que den las cinco de la tarde y salir de la chamba para irnos a un motel a coger.
Fabián no puede ser más Godín: pantalón de vestir, camisa de manga corta y corbata. Entra a su oficina a las nueve y sale a las cinco.
Todos los días espera ansioso que llegue la hora de checar con huella digital la salida del trabajo, pero nunca como los días en que toca.
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Al menos eso es lo que me dice en sus mensajes de WhatsApp. Una vez al mes, después de que le depositan la quincena non, me manda mensajito para pedirme que le aparte una hora. Más o menos a las seis, por el tiempo que hace de su oficina al motel.
Desde la mañana hasta la tarde, me manda varios mensajes diciendo lo mucho que quiere verme y lo largo que se le hace el día.
Ayer, a las seis en punto, me confirmó el número de la habitación en la que estaba instalado. Llegué de inmediato, ya andaba cerca.
Fabián andaba más cachondo que de costumbre. No voy a mentir, guapo no es, pero es muy bueno cogiendo.
¿Sabes? De esos que le echan tantas ganas para compensar la apariencia, que terminan haciendo unas chambas deliciosas.
Tiene una buena herramienta. Un pito venoso y saltón. Me encantan los ruiditos que hace cuando se la chupo, pero lo que más me gusta, es que siempre pide sesenta y nueve y ¡diablos! ¡qué bien se come el chocho! ¿me explico? Es de esos pocos que saben lamer la vagina y estimular el clítoris.
Cuando me hace el amor siempre improvisa. No es de tener rutinas en la cama. Suele sorprenderme buscando nuevas formas de provocarme un orgasmo.
Eso sí ¿recuerdas que te dije que no podía ser más Godín? Estaba equivocada.
Cuando me levanté de la cama tropecé con su mochila, estaba abierta. Lo primero que salió: su tóper con lo que quedaba de la ensalada de atún que se chingó en la oficina.
Así es esto. Nada mejor para optimizar el tiempo y cuidar el presupuesto, que un hermoso tóper godín.
Hasta el martes,
Lulú Petite