RELATOS SEXUALES
“Me encantó el olor a limpio de su miembro firme”, por Lulú Petite
(Foto: Archivo, El Gráfico)
Querido diario: Estoy sentada a la orilla de la cama. Me acaricias la mejilla con tus nudillos, mientras pones tu sexo duro y enorme frente a mi cara. Lo rodeo con mis dedos y comienzo a jalarlo lentamente, mirando con atención los ríos de venas que se dibujan bajo la piel delgada y desembocan en un glande perfectamente redondeado, color rosado. Huele a limpio, es firme y tibio. Estiro el brazo para alcanzar el condón que había puesto sobre la cama. Abro el empaque, pongo el látex en mi boca y te lo voy poniendo despacito desenrollando con mis dedos.
Me pregunto si te gusta cómo te la mamo, pero en ese momento gimes y, sin palabras, respondes mi pregunta. Sigues acariciando mi mejilla con tus nudillos, pero ahora sientes cómo tu sexo llena mi boca. Tu respiración se agita, subo la mirada y me encuentro con tus ojos, me ves con lujuria, con una lascivia casi perversa. Acaricias el lóbulo de mi oreja izquierda y me sacas tu miembro de la boca.
Sonrío mientras limpias la comisura de mis labios, me das la mano para ayudarme a levantar. Nos metemos en la cama desnudos, cachondos, con ganas de perdernos entre besos y caricias.
Me tiendo boca arriba, mirando al techo, tocándome los senos, pellizcándome los pezones, mientras trepas como lince, gateando hacia la cama, me besas el empeine; acaricias mis piernas, te detienes en mis muslos, los besas, aspiras con potencia para llevarte mi aroma a los pulmones.
Subes por mi ombligo, besándolo hasta provocarme cosquillas y escalofríos. Me levantas las piernas de las corvas, con mis piernas levantadas y abiertas, tu sexo apunta al mío. Te miro. No te conozco ¿Quién eres? Llevas mis rodillas a mi pecho y abriéndome toda, me la metes. Despierto agitada, excitada. Qué ganas de coger, reviso mi teléfono, hay un mensaje de un cliente nuevo, ¿serás tú?
Hasta el martes, Lulú Petite.