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Hombre "deja" a su familia y se come el recalentado con Lulú Petite

El 24, todo familiar: Brindis, pavo, bacalao, romeritos y todo lo acostumbrado para la cena; pero el 25, el muy canijo dejó a toda su prole de Tamaulipas

Hombre "deja" a su familia y se come el recalentado con Lulú Petite

Hombre "deja" a su familia y se come el recalentado con Lulú Petite (Foto: El Gráfico)

Sexo 26/12/2023 13:53 Lulú Petite Actualizada 13:56
 

Querido diario: Hace unos años, en una tarde de Navidad atendí a un cliente. Le pregunté por qué prefería estar conmigo que en familia. Me dijo que, en algunos casos, el sexo matrimonial es como el recalentado: Maravilloso la primera noche, lo más delicioso que te has comido. 

Al día siguiente aún es muy rico e, incluso, encuentras formas diferentes de comértelo, que hasta lo disfrutas más que en Nochebuena, pero al paso de los días de estar zampándote lo mismo mañana, tarde y noche terminas hasta el pito de tener siempre lo mismo en el plato y buscas otras cazuelas donde relamerte los bigotes.

El año pasado, también en pleno 25 de diciembre, un vato se escapó del recalentado en casa de su tía, para venir a verme. Vive en Tamaulipas y vino porque acá está su familia. Se trajo esposa, niños, perros y hasta al perico. 

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El 24, todo familiar: Brindis, pavo, bacalao, romeritos y todo lo acostumbrado para la cena; pero el 25, el muy canijo dejó a toda su prole de Tamaulipas enjaretada con los parientes chilangos y me citó en un motel.

La tía vive cerca del motel donde chambeo. Apenas entré, el vato se me aventó como si coger fuera cosa de vida o muerte. Con urgencia de adolescente en el baño de sus jefes, me encueró y me puso una cogida de esas formidables.

Sí fue un rapidín, de esos con mucho beso, mete y saca, maromas y toda clase acrobacias en cinco minutos de sexo intenso, pero eso sí, tanto su orgasmo como el mío, fueron legítimos y enormes.

—¡Esto sí es recalentado!— me dijo después de venirse.

En cuanto cogimos se vistió y salió corriendo de regreso a la pachanga. No sé qué se habrá inventado, pero me dijo que hacía tiempo que me leía y ya tenía ganas de conocerme.

Me gusta la Navidad. La Nochebuena es siempre familiar: risas, vino y viandas, el 25, eso sí, lo reservo, porque sé que nunca falta el cachondo que se siente solo ese día o que tiene ganas de loquear y me llama para ser su recalentado ¿Cómo voy a negarme?

Hasta el jueves, Lulú Petite.

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