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PREGUNTA: Mi mujer se inhibe con la presencia de su madre, que se ha venido a vivir con nosotros. Dice que no puede soltarse, que se siente sexualmente aprisionada. Yo puedo aprender a soportar a mi suegra todas las noches o los fines de semana en las mañanas... pero no coger a la hora que me de la gana, eso sí no lo voy a aguantar jamás. ¿Acabó mi vida sexual con mi mujer? ¿Me busco otra? Atte: Tavo, el Atorado.
RESPUESTA: Encontrar el lugar, el momento adecuado y la manera justa debe de ser prioridad y hasta puede convertirse en un juego que le dé chispa al matrimonio. Compartir el techo con la suegra no es fácil, girar la relación y hacerla lúdica es el secreto de largas relaciones.
PREGUNTA: Estoy harta de la hija de mi marido. Cuando ella no está, nuestra vida sexual y no sexual fluye sin problema, pero apenas aparece, la señorita comienza a manipular a su papá. Le aprieta la culpa, dice que por mí dejó a su mamá. Estorba cuando habla de sus problemas, sus quejas y paranoias. Y mi marido alimenta al monstruo que vive en ella. No la soportó... y a veces ni a mi esposo, parece que necesita complacerla en todo; son patéticos. ¿Qué hago? Atte: Astra, la Madrastra
RESPUESTA: Aléjate de esa relación lo más que puedas, darles su espacio es lo propio. No es tu lugar poner un alto a la manipulación de la hijastra. Construye una relación con ella, si se puede, y con él pásatela bien y mantén tu relación aparte. Ser la que sacó a la mamá del cuadro tiene su costo. Asúmelo.
PREGUNTA: Mi mamá comenzó a sentirse enferma y me llamó por teléfono. Pensé correr a su casa, pero estaba a 45 minutos y la lluvia no cesaba. Se me ocurrió llamarle al vecino del 8, que es el administrador. Llamó a la Cruz Roja y atendieron a mi mamá. Durante todo el camino el vecino me calmaba y se quedó con ella hasta que llegué. Mi mamá se durmió en su cuarto y yo, en cuanto vi que ella dormía, me fui al cuarto del vecino y le hice el amor con todo el agradecimiento que sentía. “Hacía tanto que no tocaba a una mujer”, decía él mientras acariciaba mi cuerpo. ¿Hice mal en agradecer de esa forma por su atención a mi mamá? Atte: Ida, la Agradecida.
Respuesta: Sin duda cada uno agradece como puede y como quiere. Espero que tu vecino haya quedado feliz y que haya sido una buena experiencia para ambos.