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Tirando verbo y rechinando colchón, el mejor rapidín, por Lulú Petite

Tirando verbo y rechinando colchón, el mejor rapidín, por Lulú Petite

Tirando verbo y rechinando colchón, el mejor rapidín, por Lulú Petite (Foto: Unsplash)

Sexo 01/06/2023 20:22 Lulú Petite Actualizada 20:23
 

Querido diario: La charla ya se había colgado casi toda la hora, pero seguía siendo tan entretenida como al principio. Cada tema de conversación nos llevaba a risas locas y anécdotas divertidas.

Entre chistes y bromas, el tiempo parecía volar. No podía negar que me gustaba, su personalidad única y su forma de hacerme reír me tenían jodida. ¿Qué hago? Digo, su hora ya casi acaba y, aunque no llevo taxímetro, acá se cobra por tiempo y él no daba pista de querer coger.

A pesar de la buena charla, me encontraba mordiéndome la lengua. No quería arruinar el momento apurándolo para nuestro negocio. ¿Qué le iba a decir? ¿Va a querer, joven? ¿Se va a hacer o no se va a hacer la carnita asada? ¿Nos encueramos? ¡Ni hablar! Me limité a disfrutar de su compañía.

La neta, ya tenía ganas de que me hiciera el amor. Menos güiri-güiri y más poner a rechinar colchones.

De pronto, sin previo aviso, me miró a los ojos y sin decir una palabra, nuestros labios se encontraron en un beso muy cachondo.

¡Puf! Rara vez me agarran tan desprevenida. Venía recuperándome de una carcajada cuando sentí su lengua en mis anginas. Un beso brusco, atrevido, delicioso. Sus manos se aferraron a mi cintura, mientras me estremecía.

Nos desnudamos con brusquedad, como descubriendo que la ropa era un estorbo inútil. Brincamos a la cama.

Me besó todo. No hubo rincón en mi piel que su lengua no besara o lamiera. 

No hubo tregua para mis pezones, pero tampoco para mi sexo. 

Tocó mi clítoris, masajeó mi vulva, me metió los dedos, mientras besaba mi boca.

Estaba tan caliente, que me perdí en el placer. Cuando entró en mí con su sexo duro, lo recibí extasiada.

 Mi orgasmo fue brutal, me estremecí tanto que temí hacer sonar la alarma sísmica.

Fue un sexo tan delicioso que apenas podía creer que sólo habían pasado cinco minutos desde el primer beso. Creo que ha sido uno de los rapidines más cachondos de mi vida.

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