“Los insultos no son malos porque me toman en cuenta. Me gritan que soy hombre, machorra o lesbiana y es duro, no puedo negarlo”, confiesa la luchadora
Verónica Plácida Guadalupe Mañón estudió cultura de belleza, pero sólo la ejerció dos años porque se casó y su esposo le pidió que no trabajara porque “él le iba a darle todo”, pero la dejó viuda a los 50 años y con seis hijos a su cargo
Para Cristel no ha sido fácil: el primer conflicto que enfrentó para dedicarse a la ruleteada, fue con su esposo, quien temía por la inseguridad en la entidad, pero la decisión estaba tomada
“Soy una boxeadora que ha peleado mucho por un trato digno. Me enfrenté con mis expromotores, porque me quitaron un título sobre la mesa y pagaban menos de lo que prometían”