Esa alerta sísmica puede ser la última que nos ponga los nervios de punta. Y si cualquiera de nosotros quedara bajo los escombros, seguro que irán a sacarnos.
El porvenir es un ratón viejo. Así interpretó las cartas aquella mujer que insistió en adivinarme el futuro. Y me advirtió que ni se me ocurriera dormir de espaldas a la luna