"La cama rechinaba una y otra vez, al ritmo de esas embestidas animalísticas con las que se estaba adueñando de mí”
"Me estremecí entera al oírlo gemir, su aliento tibio me golpeó los labios de la vulva”
"Se quejaba, igual que yo, al ritmo de cada estocada dura con la que él se desquitaba conmigo”
"Mientras hablaba, le estaba buscando con una mano la erección que, caliente y en espera, se aplastaba contra mi abdomen”
Él se apoyó contra el espejo con una mano para acorralarme, su pecho subía y bajaba con la misma agitación que el mío
"Trabados por los sexos, sus gemidos eran plegarias”
"Una nueva ola caliente de flujo me bajó hasta la cara interior de los muslos”