La tristeza es un sol que no da tregua. Por desgracia estamos expuestos a ella. En este país podrido hasta los malditos huesos, la tristeza ya llegó a niveles alarmantes.
Tuve una madre un poco loca, como casi todas, que a veces me perseguía con la chancla y entre los tendederos de la vecindad, para castigarme por mis travesuras.