Conoce a los digisexuales y descubre si no eres uno

Una de las polémicas sexuales actuales gira en torno a combinar el sexo con la tecnología. Pese a que esto no es nuevo, pues ya desde los años 50, los juguetes sexuales se apoyaron en ella para mejorar sus características, como pasó con el dildo que evolucionó a vibrador; hoy el asunto tiene que ver más con un tema ético que moral, pues la nueva tendencia sexual está donde la identidad sexual primaria proviene del uso de tecnología.

Hoy existen estudios serios que clasifican a un nuevo grupo de practicantes sexuales: los digisexuales, personas cuya identidad sexual primaria proviene del uso de la tecnología; es decir su disfrute sexual es ayudado de diversos tipos de juguetes sexuales inteligentes hasta muñecas eróticas robóticas.

El asunto es que las personas empiezan a sustituir sus relaciones sociales de persona a persona a una relación persona/ inteligencia artificial, pues la industria sexual empieza ya a ofrecer productos cada vez más sofisticados, la tecnología sexual da juguetes que pueden controlar las personas con sus dispositivos tecnológicos, que se adhieren a su pene o vulva, que no juzgan, no comparan, y que por ello representan menos estrés o preocupación por el desempeño, causa de muchas de las disfunciones sexuales.

Las nuevas muñecas eróticas ya usan inteligencia artificial, hablan, se mueven y tienen genitales con una sofisticación tecnológica muy elevada, responden y dan retroalimentación pese a que aún son muy caras, en unas décadas podrían estar mucho más accesibles al bolsillo de un buen porcentaje de la población, además el proyecto es poder desarrollarles emociones y sentimientos pues hasta ahora estos robots no se erotizan, siguen siendo meros objetos, pero podrán empatizar con las necesidades emocionales de sus “dueños” dejando en el ayer los romances entre personas, pues estas muñecas y/o muñecos podrían mandarse hacer a gusto personal, desde el físico hasta lo emocional.

Los llamados sexbots están programados con inteligencia artificial y sensores corporales que responden al tacto, pueden personalizarse, realizar hasta 50 posiciones preprogramadas y se trabaja para que en el 2020 puedan ser acompañantes de eventos sociales. De aquí que, al cambiar no solo la forma en cómo nos comunicamos o nos divertimos, cambia el cómo nos enamoramos o tenemos intimidad. 

Ahora, los investigadores señalan que es necesario crear un marco ético, social y legal para regularlos, donde se plantee una bioética de las emociones hacia y por los robots. También, los psicólogos alertan que la sociedad en general deberá prepararse para comprender la naturaleza del digisexual, y donde la educación sexual integral es muy necesaria.

Hay casos de digisexuales que no han tenido contacto erótico con humanos, y realmente no tienen ningún interés en el sexo con personas y si pudieran pagar ya por un robot sexual, lo harían, dicen los expertos.

El inicio de ésto viene desde que las relaciones han dejado de ser de frente y hoy se usan medios electrónicos de por medio como el texting o el cibersexo para vincularse, y en casos extremos se generan vínculos con los aparatos lo que hace cada día más complejo relacionarnos con seres humanos, pues se fomenta el aislamiento. Hay estudiosos que opinan que estos seres artificiales podrían llegar a ser útiles y beneficiosos para aquellos que han sufrido la pérdida de un ser querido, que se sienten solos o han perdido algún miembro del cuerpo.