Aguanta el frío, el infierno, ese dolor quemante, el pinche desamor, los nervios y las ansias. Resiste o incluso pide ayuda, porque allí adentro se está muy solo.
Mi madre sólo estudió lo básico, pero eso no le impidió acumular fortuna: tantos afectos y bendiciones, montón de amigas, un caudal de amor por donde camina.