algunos papás son un riesgo, dicen

Cobijan en albergue a víctimas infantiles, en Toluca

Niegan abusos, o malas prácticas en contra de peques en el DIFEM

(Foto: Ximena García | El Gráfico)

Toluca 15/02/2018 15:01 Ximena García Actualizada 15:07
 

Setyatsen, aprendió a sonreír en el Centro de Asistencia Infantil del DIFEM, su historia ha sido turbulenta, pues padece síndrome de Down y a los nueve años tuvo que ser retirada de la custodia de su madre ya que ésta sufre paranoia, lo que la incapacita para estar al cuidado de la menor, quien hoy vive en el Albergue del DIFEM.

Pese a que su madre, Amalia, se ha manifestado en distintas ocasiones para recuperar la custodia de su hija, las autoridades consideran que ella es un riesgo para Setyatsen.

cuidados. Los mitos que hay en torno a los albergues son muchos, el maltrato, hacinamiento y malas condiciones en las que viven los menores, son algunos de ellos. 

Sin embargo, es precisamente en estos lugares donde los niños que quedan desprotegidos y son desterrados del núcleo familiar, encuentran una nueva oportunidad.

En los tres centros de asistencia que maneja el DIFEM en Toluca, existen 284 personas a su cuidado, que van de los 0 a los 25 años, ya que hay algunos que padecen discapacidades mentales, que les impide valerse por sí mismos.

“Hay casos de abandono, maltrato, violación, tenemos casos en los que los papás se los están peleando, donde han sido violentados psicológicamente o dejan de ir a la escuela, hay muchas causas", contó Cristel Pozas, procuradora de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del Edomex. 

Los retos que enfrentan los menores bajo la tutela del DIFEM son varios, entre ellos el que pasando los 5 años de edad, sus posibilidades de encontrar una familia adoptiva o una casa de acogida se reducen, por ello que se busca que puedan tener un lugar digno para vivir, aprender y desarrollar habilidades que les permitan enfrentar al mundo.

vigilados. Además, hay muchos de los menores que sufren historias en silencio, unas llenas de abusos sexuales, físicos o psicológicos, por lo que constantemente son monitoreados.

Incluso hay niñas, de entre 12 y 15 años que llegan embarazadas (la mayoría de víctimas de violación), y sus hijos también viven en el albergue, aunque en un área distinta, para que puedan ser atendidos de manera integral.

También están los bebés de menos de 6 meses de vida que son abandonados y que llegan a los cuneros, donde los cuidan con mucho cariño para estimular su sano desarrollo.

Tal es el caso de Sofi, una pequeñita que fue abandonada por su madre en el Hospital para el Niño, en Toluca, pues no contaba con los medios para cuidarla y se presume que tiene entre 12 y 14 años.

O el de Miguel Ángel, un bebé que llegó al DIFEM el 19 de septiembre, el día del sismo, pues fue abandonado en una caja de zapatos en San Mateo Atenco.

El DIFEM destina 210 millones de pesos al año en recursos humanos y, en promedio, 15 millones mensuales entre alimentación, medicina, leche, tratamientos médicos, entre otras necesidades.

Hoy Setyatsen ríe y baila, juega a peinarse y a peinar a otros, dibuja y sueña. Pasó de un futuro incierto a uno en el que tal vez, algún día, pueda valerse por sí sola.

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