el día de la trabajadora del hogar
'Celebran' entre escobas y jabón
La mayoría son mujeres de la tercera edad; no cuentan con prestaciones, ni un buen salario
Archivo: "El Gráfico"
Desde temprano sale de su casa, pues tarda hasta dos horas para llegar a su trabajo. Una vez ahí, comienza la faena: ordenar la casa, lavar pisos, platos, baños y, a veces, también la ropa; además dejar todo en su lugar para que la familia lo disfrute, una que no es la suya, pero que atiende como si lo fuera.
Así es la vida cotidiana de Rogelia, quien durante 19 años se ha dedicado a ser empleada doméstica con tres familias. Así es la realidad de 2.4 millones de personas, de las cuales el 95% son mujeres, de acuerdo con estadísticas del INEGI.
"En mi pueblo casi todas las mujeres se dedican a esto. Pero es buen trabajo, hay que cuidarlo", platicó mientras lavaba la ropa a mano, porque la lavadora no la deja tan limpia como el lavadero, aclaró.
Ayer fue el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, sin embargo hay poco que celebrar pues nueve de cada 10 empleadas no cuentan con un contrato laboral, y, en promedio, laboran 31.5 horas a la semana; el 41% considera que el trabajo es excesivo y no reciben mucha paga, pues el 75% gana entre uno y dos salarios mínimos.
GASTOS Y MÁS GASTOS
Mientras Rogelia lavaba confirmó lo anterior, pues trabaja en tres casas distintas en las que gana en promedio 200 pesos al día.
De su salario debe descontar los pasajes, ya que toma cuatro autobuses para ir a trabajar y regresar a casa a cuidar a su esposo, quien hace tres años sufrió un derrame cerebral, por lo que ahora ella es el sostén económico de su hogar.
Eso refleja otra de las desventajas de su oficio, pues menos de 4% de las trabajadoras domésticas cuentan con seguro social. Además, en el Valle de Toluca, la mayoría pertenece a la tercera edad, por lo que enfermarse no es una opción para ellas, al hacerlo no sólo pierden un día de paga, sino que gastan más de lo que ganan en medicamentos y consultas.
"Mi esposo se enfermó hace tres años, desde entonces he gastado casi todo mi salario en llevarlo con médicos, sobadores y en medicamentos, no me alcanza. Mis hijos, que ya no viven conmigo me tienen que ayudar, y a penas salgo con los gastos”, continuó Roge, como la llaman sus jefes.
"Y ya mejor ni hablamos de hablamos de vacaciones no me acuerdo de la última vez que me tomé unos días, porque si mis patrones están en Navidad, quieren que vayamos para limpiar las fiestas", dijo entre risas y jabón.
“La realidad sí bien es cruda”, aceptó Roge, esto es mejor que trabajar en una fábrica o buscar empleo en otro rubro, pues muchas de ellas apenas saben leer y escribir, además de que sus maridos no las dejan trabajar.
La mayoría, afirma, vienen de las delegaciones y pueblos del Valle de Toluca a buscar empleo en las zonas habitacionales en la capital mexiquense y en Metepec, donde encuentran una remuneración para sus habilidades de limpieza, cocina y cuidados de niños.