Insisten comerciantes tras prohibiciones en el centro de Toluca

Por Claudia González

Desde que tenía 7 años, Juana, artesana de la palma, aprendió a trabajar con esta planta gracias a su mamá, ambas oriundas de la zona norte de Toluca. 

Además de sombreros y sopladores para el carbón, elabora las mulitas representativas del Corpus Christi, una de las fiestas de la Eucaristía.

Con la pérdida de la tradición también vienen las bajas ventas; en comparación con dos o tres años atrás, apenas sacan el 50% de su mercancía. 

Las nuevas disposiciones del ayuntamiento de Toluca impiden el establecimiento de comercio ambulante en el centro, donde se concentra la mayor parte de las 23 iglesias y parroquias de la ciudad. 

 Juana cuenta que este año se colocaron a una o dos cuadras de la Catedral que se ubica sobre la calle de Independencia casi esquina con Bravo. 

“Pero no es lo mismo, cada vez que intentamos establecer nuestro negocio nos retiran los policías o trabajadores del municipio. No se llevan la mercancía los inspectores, pero lejos de las iglesias, menos se entera la gente que seguimos vendiendo las figuras. Nos andamos ocultando en las entradas de otros negocios y pues no es igual”, comentó mientras se cubría la cara con un sombrero. 

Instalada sobre la calle de Independencia casi esquina con Juárez, a unos metros de la entrada principal del palacio de gobierno, platicó que a sus 65 años, parece más una obstinación mantener la venta de estos productos que un negocio prometedor, porque previo al Día de las Mulas, vende entre 50 y 80 piezas, la mayoría de tamaños diminutos, que cuestan de 5 a 7 pesos. 

Aunque el jueves incrementa en algo la venta, entonces le piden las mulas más grandes, de 10 o 15 centímetros, con precios de 40 a 70 pesos. 

La mayoría de los vendedores de mulitas producen figuras de uno hasta los 20 centímetros de altura, muchos provienen de Almoloya del Río. 

Alrededor de Los Portales, señoras de diversas comunidades tienen las mulas en canastas por si acaso pasan los inspectores y deben salir corriendo; apenas dos o tres compradores se paran a preguntar por las figuras, pero no todos compran.

Juana comentó que el martes apenas vendió 20 mulas de dos por 15 pesos y dos de barro de 30 pesos, “con eso no saco para nada lo que invertí, más bien ya lo hago como una tradición, porque la verdad es que no gano suficiente”.