Son incontables las mujeres que dedican gran parte de su vida a cuidar del bienestar familiar, muchas son amas de casa, madres y trabajadoras, incluso cantidad de ellas lo hacen solas son mamá y papá en el sostén de la casa.
Ellas son heroínas de infinidad de historias, pero es sorprendente que ocho de cada diez madres que acuden a terapia al Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI) y que son económicamente productivas: Se sienten culpables por no dedicarle más tiempo a sus hijos pequeños.
Atención, mucha atención. Sus tiempos en familia son menos por su empleo y debido a ello sus hijos pasan gran parte del día en guarderías, centros escolares, asistiendo a cursos por la tarde o al cuidado de algún familiar, incluso permanecen solos en casa o a cargo de un hermano mayor.
“A veces las mamás se sienten extrañas ante la mirada de sus hijos. Aparece la culpa y ésta es la que rige las relaciones con los pequeños y los no tan pequeños . A ello puede sumarse el chantaje que pueden manifestar los niños y los adolescentes”, cuenta la doctora Claudia Sotelo Arias, directora de CEEPI.
La mujer maravilla. Las mujeres no pueden, o quieren renunciar a su vida profesional o laboral, pero desean estar más tiempo con sus hijos.
“Existe otro grupo de mujeres que sí optaron por renunciar a su trabajo y lo que sucede, en muchos casos, es que se sienten sacrificadas y eso generará frustración en ellas y transmitirán culpas en los niños”, señala la especialista.
Las relaciones basadas en la culpa pueden generar problemas emocionales como síndrome del emperador, TDAH, conflictos de autoridad, hostilidad e introversión, adicciones o precocidad.