La tormentosa pérdida de cabello
(Foto: Archivo, El Gráfico)
La pérdida de cabello no deja dormir tranquilos a millones de hombres y también hay mujeres que viven intranquilas por la amenaza de la calvicie, científicamente descrita como alopecia androgénica. Hay dos tipos.
La primera se trata de un componente autoinmune, es decir, el propio organismo está reaccionando y no reconoce al pelo como algo normal y lo rechaza.
En cuanto a la temporalidad de la pérdida del cabello, en este tipo de alopecia se pierde muy rápido y en menos de un mes se pueden registrar “parches como monedas”, caída por mechones en varias zonas e inclusive pérdida completa.
La recuperación dependerá de un tratamiento integral con productos de cuidado capilar, medicamentos, además de un tratamiento de psicoterapia, ya que el impacto para el paciente puede llegar a ser muy agresivo.
La alopecia androgénica o calvicie común tiene que ver con un factor genético. Es de tipo masculino es gradual y además es progresiva. Está relacionada con la presencia de algunos metabolitos de la testosterona en las células del folículo, así como a un factor genético.
En el caso de las mujeres, se presenta cuando hay factores o trastornos propios de este género que ocasionan que los andrógenos se acumulen. Es decir, hay un proceso de androgenización (masculinización) que se traduce, entre otros factores, cuando se trata de la pérdida de cabello difusa, ya sea en la parte central de la cabeza (lineal) o el paciente tiene mucho cabello, pero muy fino.
En el hombre, la pérdida de cabello se da en la coronilla o en las famosas “entradas”, en ambos sitios o en toda la cabeza, varía según su genética de cada persona.
Se recomienda que la calvicie sea tratada con terapias que ayudan a estimular el crecimiento del cabello, el grosor y evitar su caída.
Asimismo, es importante comenzar el tratamiento en las etapas iniciales y no esperar hasta etapas más avanzadas. Además de cuidar la alimentación diaria.