RELATOS ERÓTICOS
“Le descubrí algo maravilloso entre sus chones y me encantó”, por Lulú Petite
“Le descubrí algo maravilloso entre sus chones y me encantó”, por Lulú Petite (Foto: Especial)
Querido diario: Rubén lo hace riquísimo. Nos vimos ayer en la noche, en un motel de la Escandón. Es alegre y desmadroso. Nos metimos a la cama y, entre beso y beso, me contó un poquito de su historia.
Lo tenía todo desde que nació, todo un príncipe fifí, en el reino de Fifidonia. Pero, en un giro del destino, en 2008, perdió todo, absolutamente todo, se quedó en puros chones.
Chones como los que le quité para descubrir una erección preciosa. Él es muy blanco y tiene el pito rosita, con cabeza colorada, como honguito del país de las maravillas. Le lamí el tallo, que olía a perfume, y le puse un condón. Comencé a chupársela.
Debe ser del nabo cuando de un día para otro lo pierdes todo. Literalmente, llegó el día en que Rubén no tenía qué comer ni dónde dormir. Sus amigos de la época de abundancia, los que nunca faltan cuando la vida era una pachanga, le dieron la espalda. Los lujos se evaporaron, y las amistades falsas se desvanecieron.
Tiene un pito bonito. Largo y sabroso. Se lo chupé nomás para ponerlo bien durito y medirlo, pero después me lo clavé y lo cabalgué con gusto.
En su etapa más oscura, una doñita que trabajó con él haciendo la limpieza en su casa, lo invitó a quedarse con ella. Allí durmió y comió durante los días en que recuperaba un dinerito de sus bienes liquidados. Con ese pequeño capital montó un negocio y fue creciendo poco a poco.
Creciendo como su riata, que me llenaba deliciosamente las entrañas. Le di un beso sin dejar de moverme con enjundia cuando sentí su orgasmo llenar el condón riquísimo.
Hoy, otra vez tiene muchísimo dinero. Eso sí, a los falsos amigos les perdió la pista y todos los actuales son del círculo de la doñita que hoy, además, es su socia.
Y, claro, para coger, como sabe que las novias estaban con él por interés, hoy prefiere contratar sexo por precio fijo. Igual es comprado, pero al menos es más honesto, dice él.
Hasta el martes, Lulú Petite.