RELATOS ERÓTICOS

Julián se hace justicia por su propia mano, yo sólo soy una espectadora

Ganas de metérmela si tiene. No me penetra porque no puede mantener la erección

 

Julián se hace justicia por su propia mano, yo sólo soy una espectadora

Julián se hace justicia por su propia mano, yo sólo soy una espectadora (Foto: El Gráfico)

Vida 31/10/2023 15:05 Lulú Petite Actualizada 15:06
 

Querido diario: A Julián no le gusta entrar en acción. Sólo se masturba. Se acuesta mientras yo le pongo las tetas en la boca y después de un rato de jalársela intempestivamente suelta un chorro de semen con potencia regular.

Ganas de metérmela si tiene. No me penetra porque no puede mantener la erección. Apenas está en ese trámite, su amigo se le desinfla como balón ponchado. A veces no es posible ni ponerle el condón

Cuando logra la erección, la única manera de que termine es jalársela el mismo con frenesí hasta que sacar el relleno. No basta con jalar despacito, tiene que hacerlo con fuerza y velocidad, como si quisiera arrancársela. 

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Quizá por eso tampoco las mamadas le funcionan. Hasta en pleno oral pierde la erección el pobre.

Tampoco le funciona si lo masturbo yo. Puedo mantenerla erecta, pero no logro que eyacule, como que está acostumbrado a violar la constitución. Le gusta hacer justicia por su propia mano.

Le he preguntado si la pastillita azul le funciona, pero dice que no, que lo suyo está en el coco, no en el plátano. 

Lo que me queda claro es que la cabeza no se le hace nuez, pero el pito si se le pone dominico. Ni hablar, si así soluciona el asunto y le es placentero, yo cumplo con mi trabajo, que es más bien de espectadora. Una suerte de porrista de su propia manipulación.

Ayer lo atendí y, la verdad, yo también venía cachonda. Julián es un tipo atractivo. Es una pena que no se le dé coger como es debido.

Igual mientras se estaba masturbando, no aguanté las ganas de tocarme. 

Tomé mi pecho, puse mi pezón duro en su boca y bajé la mano hasta mi sexo empapado, frote mi clítoris, moví mis dedos, acariciando mi vulva y metiendo la punta.

Mi respiración se aceleró hasta convertirse en gemidos. Seguí frotando mi clítoris aún después de que él había eyaculado. Se me quedó mirando mientras yo gemía y me retorcía manipulándome hasta que no pude más y, con un gemido ahogado, conseguí un orgasmo delicioso.

Hasta el jueves, Lulú Petite

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