RELATOS ERÓTICOS
“Gemelos me hicieron gritar de pura gozadera”
(Foto: El Gráfico)
Querido diario: Te contaba la semana pasada que, en los tiempos de la agencia, los gemelos Ramiro y Bernardo, eran mis clientes favoritos. Eran tiempos de atender mirreyes junior y senior.
En el grupo de los chavos, los gemelos ejercían una especie de liderazgo. Desde el momento en que los conocí, supe que seríamos amigos.
Tuvimos una conexión instantánea y las risas eran interminables. Ambos tenían un sentido del humor y creatividad inigualables.
Sus ocurrencias siempre nos mantenían riendo hasta que nos dolían los estómagos.
Cuando me cogí a Bernardo, Ramiro se enteró y, la neta, sí se enojó.
Dejamos de vernos unas semanas y, de pronto, llamaron. Seguimos saliendo como si nada, sólo que ya no era exclusiva de Ramiro. Me daba a los dos.
Una noche, en Acapulco, estaba en la habitación con Bernardo y él me estaba dando de perrito, cuando Ramiro entró y se nos quedó mirando.
Mi primera reacción fue parar, pero Bernardo me tomó de la cintura y no me dejó. Siguió cogiéndome con fuerza.
Ramiro miraba desde la puerta y vi cómo, bajo el traje de baño, su miembro se le paraba.
Se acercó, se la sacó y me la puso en la cara. Comenzó a pasearme su miembro erecto hasta que llegó a los labios.
Abrí la boca y lo recibí. Si cada uno cogía rico, carajo, juntos los hermanos eran una proeza.
Ramiro me comió las tetas, sentí el peso de su cuerpo sobre el mío, palpé su sexo, enorme y durísimo.
Me apretaba los pezones, los lamía, soplaba en ellos, los estiraba, volviéndome loca de placer.
Mis gemidos ya eran gritos cuando él pasaba de pellizcar a lamer con urgencia mis senos, mientras Bernardo no dejaba de estimularme el sexo con arremetidas potentes y deliciosas.
Mis caderas se movían como si tuvieran vida propia.
No sé cuántos orgasmos tuve. Fueron muchos. El sexo con ellos al mismo tiempo debe ser una de las experiencias eróticas más deliciosas de mi vida.
Nos seguimos viendo, pero ya no muy a menudo.
Hasta el jueves, Lulú Petite.