Muere mujer atacada con su esposo por cuatro sujetos

En la casa donde Guadalupe y su esposo Idelfonso fueron atacados no faltaba nada. Los sujetos que mataron a la mujer e hirieron al hombre huyeron sólo con las armas es sus manos.

Eran cuatro los homicidas, quienes la mañana de ayer irrumpieron en la casa de la pareja, en Tlalnepantla. 

Pudieron hacerlo a pesar de los policías que vigilan la calle enrejada del fraccionamiento Magisterial Bellavista. Y es que antes de entrar a la casa 40 de la calle Rafael Ramírez, los homicidas amagaron a los guardias. 

Aún no amanecía cuando los policías fueron sorprendidos dentro de una caseta de vigilancia. Nada pudieron hacer cuando los atacantes los amagaron para callar y permanecer inmóviles.

Amordazados y atados de manos y pies ambos policías fueron obligados a tirarse al suelo. Ahí, recostados en el piso, oyeron las detonaciones. 

Ni ellos ni los habitantes de la zona saben bien cuántos balazos se escucharon. Lo que sí saben es que tras el tiroteo se escucharon los motores de dos vehículos que aceleraban.

Minutos después se atrevieron a salir para indagar qué había sucedido.

No hallaban a las víctimas, hasta que Idelfonso Uribe López logró arrastrar su cuerpo herido a las puertas del domicilio.

Las lesiones impedían que el hombre, de 61 años, pronunciara palabra. Pero cuando sus vecinos fueron a pedir auxilio a la caseta de vigilancia sospecharon que Idelfonso no era la única víctima.

Los agentes que llegaron al lugar confirmaron lo que los habitantes suponían.

Guadalupe Cañavea García, la esposa de Idelfonso, estaba muerta. El cuerpo de la mujer, de 56 años, fue encontrado sobre la cama donde la pareja dormía. Revisaron la casa y se percataron de que las pertenencias de las víctimas permanecían en su lugar.

No había huellas de un robo, pero sí de una ejecución directa. Por eso los agentes llamaron a uno de los hijos de la pareja, quien declaró que su madre era ama de casa y su padre se dedicaba a la venta de automóviles usados.